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Un varón de 84 años sin antecedentes patológicos de interés previos, consultó por un infarto inferoposterior de más de 24 h de evolución. Se le practicó una coronariografía, que mostró una oclusión de la rama posterolateral, con trombo organizado, que no se pudo revascularizar, y quedó con un flujo TIMI I. El paciente se mantuvo asintomático y estable, hasta que 4 días más tarde sufrió un nuevo dolor opresivo asociado a hipotensión; en la ecocardiografía se observaba una comunicación interventricular (CIV) septoinferomedial (figura A). Se desestimó la opción quirúrgica por un EuroSCORE de mortalidad > 20% y, con vistas a la reparación transcatéter, se realizó una tomografía computarizada (TC) cardiaca. Mostró una CIV de 22 mm con un septum desflecado hacia el ventrículo derecho (figura B). Con estos hallazgos, se decidió cerrar la CIV realizando un asa venovenosa femoroyugular (femoral derecha-transeptal-aurícula izquierda-ventrículo izquierdo-ventrículo derecho-aurícula derecha-vena yugular) que permitiera liberar primero el disco en el ventrículo derecho y atraer todo el tejido desflecado alineando el septum. Mediante esta técnica se implantó con éxito un dispositivo para oclusión de CIV tras infarto Amplatzer de 24 mm (figuras C y D). El paciente evolucionó satisfactoriamente y en el seguimiento a los 16 meses seguía vivo, en clase funcional II y con un QP/QS residual de 1,8. Este caso demuestra la gran utilidad de la TC para perfilar el septo interventricular y determinar el tamaño del defecto, los bordes y la anfractuosidad de las CIV tras infarto aportando información esencial para las estrategias de cierre transcatéter.
CONFLICTO DE INTERESESEl Dr. Arzamendi es proctor para St. Jude Medical.