Mujer hipertensa de 69 años que ingresa por síndrome coronario agudo. La coronariografía urgente mostró lesión bifurcada larga y calcificada en la arteria descendente anterior (ADA). Se realizó intervencionismo mediante predilataciones con balón expandible y no expandible. Tras el último inflado, la angiografía mostró oclusión de la ADA por perforación, que originaba una fístula arteriovenosa hacia la vena interventricular anterior (figuras A-D, flechas: secuencia del paso de contraste desde ADA hacia la vena interventricular anterior. Guías alojadas en ADA y ramo diagonal [vídeo 1]), situación que condujo a parada cardiaca por fibrilación ventricular, de la que se recuperó tras 2 desfibrilaciones y masaje cardiaco. Se realizó inflado prolongado con balón en la zona de rotura y se administraron 50 mg de protamina. Tras comprobar el sellado de la perforación, se implantaron 4 stents farmacoactivos en ADA proximomedial. Tras el implante del último stent, se produjo inestabilización clínica coincidente con un ascenso difuso del ST en precordiales, secundario a trombosis extensa de los stents (vídeo 2), que se solventó exitosamente con reheparinización, abciximab intracoronario e inflados con balón. La paciente permanece asintomática tras más de 1 año de seguimiento.
Las perforaciones coronarias suelen drenar al pericardio y excepcionalmente hacia cámaras cardiacas (tipo III: cavity spelling de Ellis). Las fístulas arteriovenosas coronarias secundarias a una perforación coronaria son una rareza, con solo 2 casos comunicados. El uso de protamina es controvertido y, aunque apoyado por expertos, en nuestro caso originó trombosis de los stents. Una revascularización diferida o el uso de stents recubiertos para sellar la perforación coronaria habrían sido una alternativa válida para evitar el uso de protamina y el consiguiente riesgo de trombosis de stents.
Full English text available from: www.revespcardiol.org/en