Sra. Editora:
La relación existente entre cardiopatías y desarrollo de endocarditis infecciosa (EI) se conoce desde comienzos del siglo pasado. En 1909 Horder puso en relación la higiene dental con la EI1. Durante muchos años se ha defendido la práctica de profilaxis antibiótica antes de procedimientos dentales en la mayoría de los pacientes con valvulopatías, prótesis y cardiopatías congénitas. Dado que tanto la incidencia como la mortalidad de esta enfermedad no se han modificado durante todo este tiempo, se ha cuestionado el papel de este tipo de medidas. Esto se ha traducido en las guías clínicas en una restricción de las indicaciones a procedimientos y pacientes de alto riesgo2. El objetivo de este estudio es determinar el grado de conocimiento de los dentistas españoles en cuanto a la profilaxis de EI.
Durante los meses de septiembre y octubre de 2011, realizamos una encuesta telefónica a dos profesionales de la salud bucodental de cada una de las 52 provincias españolas. La selección fue aleatoria a partir del listado de Páginas Amarillas. Las preguntas realizadas se reflejan en la Tabla 1. Se entrevistó a 104 especialistas en patología dental, 50 (48,5%) médicos estomatólogos, 50 (48,5%) licenciados en Odontología y 4 (3%) cirujanos maxilofaciales. La experiencia laboral era de 19,1 ± 8,8 años. De los encuestados, 100 (97%) consideraron que la EI puede ser mortal. Aun así, tan sólo 8 opinaron que la mortalidad puede ser superior al 50%; 94 encuestados (91,3%) reconocieron un papel importante o muy importante de la profilaxis de la EI y la practicaban regularmente en su consulta según su criterio. El 84,6% consideró al cardiólogo accesible o razonablemente accesible; sin embargo, únicamente un 12% lo consulta habitualmente para tomar una decisión. Un 54% afirmó que los pacientes que lo necesitan no acuden a su consulta con recomendaciones de profilaxis. Los procesos cardiológicos que según los encuestados precisaban de profilaxis antibiótica se resumen en la Tabla 2. El 93% negó conocer los documentos dirigidos específicamente a la prevención de la EI. Además, 54 (56,1%) consideraron que el mensaje emitido desde la comunidad cardiológica es impreciso y variable. Tan sólo 27 dentistas (25,9%) mostraron total acuerdo con las restricciones incluidas en la actualización de las guías2.
Tabla 1. Listado de preguntas
¿Qué titulación académica posee? |
¿Cuántos años de experiencia tiene en su profesión? |
¿Cree que la endocarditis infecciosa puede llegar a ser mortal? ¿Qué porcentaje estima? |
¿Qué papel cree que tiene la profilaxis de la endocarditis infecciosa en los procedimientos dentales? |
¿Indica la profilaxis o precisa informe del cardiólogo? |
¿Los pacientes acuden a su consulta con recomendaciones de profilaxis de la endocarditis infecciosa? |
¿Cree conveniente realizar profilaxis a?: |
Bypass aortocoronario |
Stent coronario |
Cardiopatía congénita cianógena |
Soplo inocente |
Prótesis valvular mecánica |
Prolapso mitral |
Insuficiencia cardiaca |
¿Cómo califica el acceso al cardiólogo para consultar sus dudas? |
¿Cómo califica el mensaje emitido desde la comunidad cardiológica en relación con la profilaxis de la endocarditis infecciosa? |
¿Conoce las guías NICE/AHA/ESC en relación con la prevención de la endocarditis infecciosa? |
¿Qué opina sobre la práctica desaparición de la profilaxis en procedimientos dentales en las más recientes guías de práctica clínica? |
AHA: American Heart Association; ESC: European Society of Cardiology; NICE: National Institute for Clinical Excellence.
Tabla 2. Indicación de profilaxis según cardiopatía
Tipo de cardiopatía | Respuesta correcta | Resultado |
Cirugía de bypass aortocoronario | No | 37 (35,6) |
Portadores de stent coronario | No | 42 (40,4) |
Insuficiencia cardiaca | No | 29 (27,9) |
Soplo inocente | No | 82 (78,9) |
Prolapso mitral | No | 39 (37,5) |
Prótesis valvular mecánica | Sí | 98 (94,2) |
Cardiopatía congénita cianógena | Sí | 75 (72,1) |
Media | 57,4 (55,2) |
Los datos expresan n (%).
Diferentes estudios sobre la EI en válvula nativa y protésica han demostrado un cambio en la epidemiología de esta enfermedad. Afecta a una población más envejecida y se asocia al incremento en el uso de técnicas invasivas; además, se están produciendo una disminución de casos de etiología estreptocócica y un aumento de los que asientan en corazón estructuralmente normal3, 4. Por otro lado, diversos trabajos han demostrado que actividades cotidianas como mascar chicle o el cepillado dental pueden causar bacteriemias transitorias2. Por todo lo anterior, se entiende que los documentos dirigidos a la prevención de la EI cada vez hayan restringido más las indicaciones de profilaxis.
Respecto a esos documentos de consenso, si consideramos que más del 90% de los encuestados los desconocen, se entiende que actualmente se aplique profilaxis innecesaria a enfermedad coronaria (más del 60% de los encuestados), a cualquier tipo de prolapso mitral (65%) o a pacientes con insuficiencia cardiaca (40%). La adecuada indicación en casos como prótesis valvulares o cardiopatías congénitas se mantuvo alta (75%), aunque discretamente inferior a las de estudios similares, en los que la indicación correcta alcanzó el 80%5. Las fuentes de información utilizadas por estos profesionales eran las propiamente académicas o derivadas de boletines de odontología.
La mayoría entiende que el mensaje emitido desde la comunidad cardiológica es variable e impreciso. Si tenemos en cuenta que más del 80% considera al cardiólogo como accesible o razonablemente accesible, y que la mayoría consideró el papel de la profilaxis como muy importante, puede que nos encontremos con un problema grave de comunicación entre cardiología y profesionales de este campo, al no obtenerse el impacto esperado.
Es probable que un aspecto medicolegal también lo justifique6. En nuestro país, la odontología es una profesión liberal, y a pesar de que parece claro a quién y cuándo ha de indicarse profilaxis, existe un amplio espectro de pacientes, y en concreto determinados colectivos (embarazadas, niños…), en quienes la aparición de EI puede ser fatal y, por lo tanto, se prioriza minimizar los riesgos.
En conclusión, el grado de conocimiento de la EI y las correctas indicaciones de profilaxis antibiótica entre los profesionales bucodentales de nuestro país es escaso. Estos hallazgos apuntan a la necesidad de un mayor conocimiento de las guías para la prevención de la EI entre los dentistas españoles, así como trabajar en el establecimiento de nuevas vías de comunicación para tratar de que el mensaje que se quiere transmitir desde las diferentes comunidades científicas tenga el impacto esperado.
Autor para correspondencia: ftorressaura@gmail.com