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Vol. 56. Núm. 9.
Páginas 833-835 (septiembre 2003)
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Profesor Pedro Zarco Gutiérrez. In memoriam
Professor Pedro Zarco Gutiérrez. In Memoriam
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Carlos Sáenz de la Calzadaa
a Servicio de Cardiología. Hospital 12 de Octubre. Madrid. España.
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Fig. 1. El profesor Zarco, desde joven (y hasta el final) practicó la docencia.
Fig. 2. Pedro Zarco, académico de la Real Academia de Medicina.
Fig. 3. Pedro Zarco, deportista y de espíritu joven.
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Es para mi un honor que los Editores de Revista Española de Cardiología me hayan encargado escribir un editorial in memoriam sobre el profesor Pedro Zarco. Pero, además, quiero resaltar que es una íntima satisfacción poder expresar públicamente el cariño y la admiración por un amigo y maestro.

Parafraseando a Ortega, hay profesionales que tienen una gran virtud y un gran defecto. La virtud es que son grandes expertos en la materia y el defecto, que sólo son eso. En el caso de Pedro Zarco se dan dos virtudes, haber sido un eminente cardiólogo y haber sido una persona de sutil inteligencia y virtudes muy por encima de lo común. Analizaré ambas facetas.

ZARCO Y LA CARDIOLOGIA

Su amor por el conocimiento, una característica de su personalidad que adelanto, le llevó en 1957 a su primera estancia en Inglaterra, en el National Heart Hospital con Paul Wood. Su relación con la cardiología inglesa y su amistad con los principales cardiólogos de ese país siguieron siempre. En 1959 acudió a la Universidad de California Los Angeles (la famosa UCLA) y trabajó con Eliot Corday, Brian Hoffman y Travis Winsor, prestigiosos cardiólogos de la época. Pero Zarco fue, sin duda, de la escuela inglesa.

Como consecuencia de toda esa inicial formación, surge el cardiólogo Zarco que brilla y destaca en la Cátedra del Profesor Casas y, después, crea y dirige el Departamento de Exploración Cardiopulmonar del Hospital de San Carlos que todos conocemos. El fue el alma, y allí se originó su Escuela de Cardiología, con discípulos en muchos lugares de España y fuera de ella (fig. 1). Él fue uno de los que contribuyó a deslindar la cardiología de la medicina interna. Muchos decidimos ser cardiólogos por él, y todos los cardiólogos españoles han recibido, directa o indirectamente, sus enseñanzas iniciales en su clásico y aún vigente libro Exploración Clínica del Corazón.

Fig. 1. El profesor Zarco, desde joven (y hasta el final) practicó la docencia.

Otra diferencia entre un experto y un maestro es que el primero tiene colaboradores, mientras que el segundo tiene discípulos. Es decir, el maestro Zarco influyó en la vida de los demás, forjando maneras de pensar en el orden médico y personal. Para hacer esto, es imprescindible tener unos marcados rasgos personales. Yo, aunque nunca he trabajado en su departamento, soy de su escuela por afinidad, devoción y amistad, y porque me ha influido en muchos aspectos soy, pues, una de sus «metástasis».

A pesar de los muchos años transcurridos desde su inicial marcha al extranjero, Pedro Zarco, siguió en contacto con la escuela inglesa y americana, y era raro el año que no viajaba a Inglaterra y a América a ver a sus numerosos amigos cardiólogos y a aprender..., siempre aprender.

En cuanto a sus méritos científicos, sería prolijo, y tal vez inoportuno en este momento, hacer una detallada descripción de sus numerosos trabajos, libros, conferencias y demás honores académicos y de otro tipo. Sin embargo, basten algunos apuntes telegráficos. Zarco tenía numerosos premios y distinciones. Así, fue fellow de la Royal Society of Medicine de Inglaterra, miembro de la British Cardiac Society, de la New York Academy of Science, de la American Association for the Advancement of Science, miembro del Grupo Consultivo de la OMS para temas cardiovasculares, fellow del American College of Cardiology, miembro de varias sociedades médicas, como la chilena, la cubana y la venezolana. Fue profesor honorario de las universidades de Santo Domingo y Valparaíso. Perteneció al comité científico de numerosas revistas, españolas y extranjeras, entre las que quiero destacar Cardioscience. Por último, y como todos sabemos, era Catedrático de Cardiología y Académico de la Real Academia de Medicina (fig. 2).

Fig. 2. Pedro Zarco, académico de la Real Academia de Medicina.

Publicó más de 250 trabajos en revistas nacionales y extranjeras, infinitas participaciones en mesas redondas y conferencias, escribió más de 10 libros y numerosas participaciones en libros de otros autores. Es decir, tuvo una vida profesional plena y fructífera. Por tanto, y como diría Dante, Pedro Zarco fue de esas personas que siempre trató de volar por la cumbre de los grandes afanes. Pedro Zarco ha sido, y será siempre, uno de los grandes maestros de la cardiología española.

A pesar de ello, considero que la Facultad de Medicina y la Sociedad Española de Cardiología no supieron aprovechar sus enormes virtudes ni agradecieron como se merecía sus aportaciones a la cardiología española.

PEDRO ZARCO COMO PERSONA

Aparte de estos méritos, que un experto podría tener, quiero destacar los méritos de Pedro Zarco como persona, que sólo ciertos elegidos tienen, los que crean escuela. La personalidad de Pedro tenía muchos rasgos que le distinguen y elevan de la media. Citaré sólo algunos:

­- Uno de esos rasgos fue la coherencia. La coherencia lleva incorporada la polémica y, por ello, algunos han considerado a Pedro como una persona polémica, pero nada más lejos de la realidad. Toda persona coherente es siempre polémica, por efecto secundario de la propia coherencia. Maquiavelo recomienda ridiculizar cualquier virtud del contrario, de la que uno carezca. Es decir, la polémica la inventaban los que no aceptaban su coherencia y rectitud profesional, personal y ética, y ello le creó situaciones difíciles en su vida.

­- Otra característica de Pedro era la honradez, íntimamente ligada a la coherencia de sus ideas. Por ideas éticas y políticas, fue apartado de la universidad en los años setenta, perdiendo su puesto de trabajo. Esto lo hace muy poca gente. Yo he oído ciertas críticas a Pedro por el hecho de que empezó afiliándose al Partido Comunista, luego al PSOE y por último había votado al Partido Popular. Pedro era siempre Pedro, es decir, un idealista independiente que buscó la ética en todo su comportamiento. El cambio de partido no era un cambio de chaqueta, era la búsqueda de la ética y la eficacia en el nuevo partido político. De todas formas, si yo tuviese que definir a Pedro políticamente, siempre diría que fue de izquierdas, ya que, sintetizando, el que se mueve por ideales es de izquierdas y el que se mueve por intereses es de derechas.

De igual forma, la inquietud intelectual de Pedro era muy distinta de la ambición personal, que nunca tuvo. El único poder que buscó Pedro era el que otorga el conocimiento, y el conocimiento como ética en el sentido socrático.

-­ Otra característica de Pedro fue el entusiasmo que desemboca en la generosidad. Su entusiasmo vital se sintetiza en el hecho de que, ya jubilado, seguía llegando a su hospital a la seis de la mañana y en bicicleta, y tomaba apuntes en cualquier conferencia. ¡Qué más se puede pedir al entusiasmo! Pedro nació joven y entusiasta, y el que nace joven lo es para toda la vida; ésta era, sin duda, otra de sus características (fig. 3).

Fig. 3. Pedro Zarco, deportista y de espíritu joven.

-­ El que conoció íntimamente a Pedro Zarco supo de su generosidad y cómo ayudaba a todo el que llamaba a su puerta. Muchos son los cardiólogos que, en momentos difíciles, fueron acogidos por él.

­- La última característica que quiero destacar de Pedro, y que impregna las ya mencionadas, es su coraje. El coraje es la llave de la libertad, y la libertad el truco de la vida plena. Pedro fue un hombre libre en el más amplio y limpio sentido de la palabra, y todo ello se debe al coraje que siempre presidió su vida.

Si unimos todas las características mencionadas, se dibuja a Pedro, que fue una persona coherente, honrada, entusiasta, generosa, valiente, libre, comprometida y siempre dispuesta a aprender, incluso del más lerdo. Era, además, tierno, cabezota, ingenuo y tímido, y es esa timidez la que, a veces, le hacía parecer seco sin serlo. Es evidente que para definir a Pedro Zarco se necesita usar muchos adjetivos, y en eso radica la grandeza de las personas. Para definir a las personas corrientes bastan uno o, tal vez, dos adjetivos para definirlas.

Aunque todos nos hemos visto entristecidos por su inesperada muerte, puedo decir que murió como él quería, de repente y joven. Digo joven, ya que murió en plena actividad personal, física y profesional.

Por último, quiero decir que convivir y conversar con Pedro Zarco era como encontrar una fuente de agua clara en el camino.


Correspondencia: Dr. C. Sáenz de la Calzada.

Servicio de Cardiología. Hospital 12 de Octubre.

Crtra. de Andalucía, km 5,400. 28041 Madrid. España.

Correo electrónico: csaenz.hdoc@salud.madrid.org

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