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Las características clínicas del dolor, la ausencia de elevación de troponina I ultrasensible y la ausencia de cambios dinámicos en los ECG seriados hacían poco probable que se tratase de un síndrome coronario agudo (respuestas 1 y 2). Este hecho se reafirmó mediante coronariografía, que mostró el árbol coronario sin lesiones. El diagnóstico se confirmó mediante cardiorresonancia magnética (figura), que reveló una hipertrofia ventricular asimétrica apical (respuesta 3), como se muestra en la figura. Se descartó edema, isquemia y necrosis miocárdica, así como afección pericárdica (respuesta 4).
Se pueden pasar por alto en la ecocardiografía1 algunos casos de miocardiopatía hipertrófica apical y el ECG puede mostrar patrones de repolarización alterados2, en ocasiones diferentes de la típica inversión de onda T en serie precordial.