La ecocardiografía no solo es la modalidad diagnóstica sobre la que descansa toda la gestión clínica de los pacientes con enfermedad valvular cardiaca; es además la técnica que modela toda la perspectiva nosológica contemporánea de las valvulopatías. Aunque el corpus de la ecocardiografía en este campo pudiera parecer completo, el desarrollo tecnológico y la transformación continua de la práctica sanitaria dinamizan la técnica, convirtiéndola en un campo activo de investigación, desarrollo e innovación. Son varios los campos en los que en el último año se han producido novedades remarcables.
La ecografía se está difundiendo de tal forma que es posible que se llegue a disponer de un equipo de ultrasonidos en prácticamente cada puesto asistencial. Las oportunidades para el beneficio clínico de los pacientes en este escenario son incuestionables, pero tanto el equipamiento como la formación y experiencia que requiere un estudio ecocardiográfico fiable no son accesibles universalmente1. Un problema relevante es cómo articular el uso de la ecocardioscopia por médicos no cardiólogos en un sistema sanitario estructurado, aprovechando este nuevo recurso, pero sin privar a los pacientes de un estudio ecocardiográfico exhaustivo, registrado y recuperable, medido e informado, y que cuente con el respaldo de un operador convenientemente preparado. Para examinar esta cuestión, un estudio prospectivo valoró el rendimiento de la ecocardioscopia realizada con equipos portátiles por médicos de atención primaria con el apoyo remoto de cardiólogos especialistas en imagen. Con esta estrategia se consiguió reducir las solicitudes de ecocardiografía a un tercio, pero se manifestó un grado importante de discrepancia en la valoración de la estenosis mitral2, lo que evidencia que la gradación de las valvulopatías es uno de los escenarios clínicos técnicamente más exigentes. La dificultad en la valoración de la enfermedad valvular obliga a implementar programas de control de calidad incluso en los laboratorios de ecocardiografía de excelencia. El estudio de un laboratorio universitario de ecocardiografía con prestigio internacional ha demostrado que medidas sencillas como sistematizar el empleo de ventanas ecocardiográficas no habituales es útil para mejorar la fiabilidad de una medida tan asentada y crítica en la práctica clínica como el gradiente transvalvular medio en los pacientes con estenosis aórtica3. Las valvulopatías presentan grandes desafíos en cualquier sistema sanitario, tanto en su valoración ecocardiográfica como en el manejo clínico. Las consultas clínicas especializadas en valvulopatías a cargo de un especialista en imagen cardiaca se están difundiendo como un enfoque útil para mejorar el seguimiento estrecho de los pacientes y optimizar el momento de su tratamiento. Un ejemplo de los beneficios de esta estrategia lo demuestra un estudio de pacientes con estenosis valvular aórtica hemodinámicamente grave pero completamente asintomáticos que se sometieron a un estrecho seguimiento clínico bianual. En las visitas programadas cada 6 meses se constató el estado de los síntomas, se practicó una exploración física completa con toma de presión arterial y se llevó a cabo una electrocardiografía, un análisis sanguíneo y un ecocardiograma completo por parte de un operador experimentado. Los pacientes de la consulta especializada se beneficiaron de un reconocimiento precoz de los criterios para el tratamiento quirúrgico, y pudieron someterse a reemplazo valvular con menor grado de deterioro y mejor supervivencia4. Así pues, tanto los pacientes como el sistema se benefician de la versatilidad de la ecocardiografía; en un caso, el equipo de ultrasonidos viaja al puesto asistencial para ahorrar estudios ecocardiográficos2 y, en este caso, un especialista en ecocardiografía practica el ecocardiograma reglado completo en la consulta clínica, con el fin de evitar demoras y optimizar los resultados4.
El campo de la imagen cardiaca asiste a un acelerado desarrollo tecnológico y las nuevas herramientas corren el riesgo de quedar obsoletas incluso antes de su validación y difusión clínicas, pero no es el caso en lo que respecta a la ecocardiografía tridimensional (eco-3D) en tiempo real. Por un lado, la eco-3D permite replantear la anatomía cardiaca desde una nueva perspectiva, almacenando y reconstruyendo conjuntos de datos que ayudan a comprender mejor la ecografía tomográfica clásica y, además, permite estudiar aspectos morfológicos que antes no se valoraban. Un ejemplo del primer caso es un estudio en el que, por medio de la reconstrucción multiplanar de la eco-3D, se permite la valoración fiable de las estructuras de la válvula tricúspide mediante referencias anatómicas, con lo que se establecen 6 cortes ecocardiográficos que permiten la localización (ahora precisa) de los posibles hallazgos en las valvas de la tricúspide5. El segundo caso está representado por la valoración anatómica en el contexto del intervencionismo estructural cardiaco en el que, más allá de la indicación, selección de los dispositivos y monitorización del implante, la eco-3D aporta información sobre los mecanismos anatomofuncionales que influyen en el resultado de los procedimientos6, por lo que es una técnica llamada a tener aún más protagonismo en el tratamiento de las valvulopatías.