La enfermedad cardiovascular (ECV) es la principal causa de muerte y enfermedad en los países desarrollados1. En Europa, se estima que las ECV son responsables anualmente de más de 1,6 millones de muertes en mujeres y 1,5 millones de muertes en varones. El coste de las ECV supone el 11% del gasto sanitario, unos 282.000 millones de euros anualmente1. Según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud, la mortalidad por ECV por 100.000 habitantes en España es de 255 casos en los varones y de 176 casos en las mujeres2, lo que sitúa a nuestro país en la parte inferior de la tabla de los países europeos.
En España, el Instituto Nacional de Estadística determina que las ECV se situaron como primera causa de muerte en el año 2023, con un 26,6% del total de las defunciones, a pesar de que se produjeron 5.452 fallecimientos menos que en 2022 por esta causa3.
Las ECV tienen un extraordinario impacto económico y social en nuestro país. Según aparece en la Estrategia en Salud Cardiovascular del Sistema Nacional de Salud (ESCAV)4, las ECV fueron responsables de más de 70.000 bajas laborales en 2019 y, como consecuencia de todo ello, de un gasto del 0,89% del producto interior bruto en 2020. El envejecimiento progresivo de la población, muy marcado en España, incrementará en el futuro el impacto de las ECV en nuestro medio. De hecho, la prevalencia de las ECV pasó del 8,5% en 1990 al 9,8% en 20194.
Como consecuencia de esta importante repercusión, y ante la falta de una estrategia global de lucha contra las ECV, el Ministerio de Sanidad puso en marcha hace unos años un grupo de trabajo formado por muy diversos profesionales sanitarios —el 41% (26 de 63) de ellos cardiólogos— que en 2022 publicó una estrategia global dirigida al abordaje de las ECV4. Los puntos clave de esta estrategia son una visión amplia e integradora de la salud cardiovascular, y la orientación hacia la promoción y prevención en la salud cardiovascular, desde la detección precoz a la rehabilitación, mediante una atención integral, multidisciplinaria, coordinada y centrada en la persona, todo ello con una perspectiva de equidad de género.
La ESCAV tiene como principal objetivo mejorar el nivel de salud cardiovascular de la población española y es continuación de la Estrategia de Cardiopatía Isquémica aprobada por el Ministerio de Sanidad en 20065, en la que la Sociedad Española de Cardiología (SEC) también tuvo un papel relevante. La ESCAV se centra en las enfermedades más prevalentes, como la cardiopatía isquémica, la insuficiencia cardiaca, las arritmias y las valvulopatías, y traza un plan muy detallado de actuación. Establece 7 ámbitos de actuación que identifica como prioritarios, como la promoción de la salud, la prevención y detección precoz de las ECV, el fortalecimiento del papel y la participación de los ciudadanos, la gestión del conocimiento, la investigación e innovación, la equidad de género, y el abordaje integral de las personas con ECV aguda y crónica.
En la ESCAV se contemplan 4 objetivos estratégicos: a) la mejora de los resultados en salud, equidad y sostenibilidad del sistema; b) la mayor autonomía y capacitación de los agentes implicados; c) la mejora de los procesos de actuación sobre los estilos de vida y la atención de los pacientes con ECV, y d) la disponibilidad de formación, recursos, investigación, innovación y gestión del conocimiento. En total, la ESCAV contempla 17 áreas de resultados y 33 ámbitos de actuación. En el artículo de Bueno et al.6 publicado recientemente en Revista Española de Cardiología se presenta un resumen de la ESCAV.
Se estima que más del 70% de las ECV pueden prevenirse con el control adecuado de los factores de riesgo cardiovascular7, lo cual tendría un impacto a largo plazo, aunque esto no evita que ahora debamos actuar sobre los pacientes que ya están sufriendo estos problemas. Debe ser una acción multifactorial y con doble objetivo —prevenir y tratar— lo que consolide el impacto de la ESCAV sobre las ECV.
El ambicioso y complejo mapa trazado por la ESCAV requiere también de un cuidadoso plan de implementación a nivel nacional. El Ministerio de Sanidad ha seleccionado a la SEC para el desarrollo práctico de algunos de los procesos planteados en la ESCAV, procesos tan importantes como la asistencia al shock cardiogénico, la parada cardiaca y el síndrome coronario agudo sin elevación del segmento ST. La SEC, que tiene como misión «contribuir al impulso de la salud cardiovascular»6, ha tomado esta oportunidad con una gran responsabilidad. Para cumplir este objetivo, ha constituido 3 grupos de trabajo formados por expertos en los respectivos temas y especialistas relacionados con las correspondientes enfermedades, que han elaborado los 3 planes de actuación. Una vez finalizados y acordados los correspondientes planes, la SEC colaborará con sus sociedades filiales para difundir y colaborar con las respectivas consejerías de sanidad, de forma que la «atención a nuestros pacientes sea efectiva, equitativa, humanista y ética», como sigue recogiendo nuestra misión8.
La ruta está claramente trazada gracias a la gran labor de los expertos seleccionados por el Ministerio, pero queda pendiente la tarea no menos compleja de recorrer dicha ruta y de aplicar todas las medidas indicadas para conseguir el éxito. Con la máxima de C. F. Kettering según la cual, en gran medida, el «éxito está en la acción», la SEC considera que esta es una gran oportunidad de actuación y procederá con responsabilidad ante esta gran tarea. Como una vez dijera Winston Churchill, el «precio de la grandeza es la responsabilidad », y nuestra sociedad científica está dispuesta a asumir su responsabilidad con la pasión que siempre nos mueve cuando somos conscientes de la importancia de nuestra tarea y del impacto que puede tener en la salud cardiovascular del país.
La visión de la SEC indica que la «salud cardiovascular debe ser una realidad accesible para toda la población, donde las ECV sean prevenibles o, en su defecto, tratables con las mejores garantías para el paciente», por lo que considera un compromiso contribuir a la aplicación de la ESCAV en toda España, en la medida en que esto mejorará el tratamiento de las ECV, «forjando alianzas sólidas entre la ciencia y sociedad para construir un mundo más saludable». La visión indica aquello en lo que queremos convertirnos y debe hacer crecer a la gente9, por lo que esperamos estar a la altura y, al finalizar este proyecto, ser mejores y tener mayor impacto social.
Creemos en el éxito de estas medidas porque estamos dispuestos a trabajar para construir las condiciones necesarias para ello. Solo hará falta que las distintas comunidades autónomas se impliquen y faciliten esta tarea, para que, entre todos, veamos cómo la mortalidad cardiovascular se reduce de forma significativa y que esta situación, observada en nuestro país en 2023, se convierta en una realidad mantenida.
A finales de 2024, la Unión Europea anunció oficialmente el compromiso de elaborar una estrategia de salud cardiovascular similar a la española para toda Europa, lo que contribuirá a reducir significativamente el gran impacto de las ECV en el ámbito comunitario1. Esta decisión se ha conseguido gracias al trabajo del Ministerio de Sanidad, en el que ha colaborado también la SEC. Se han realizado visitas al Parlamento Europeo y se han tenido diversos contactos con eurodiputados para concienciar de la importancia de adoptar esa medida como herramienta esencial para luchar contra las ECV.
La SEC tiene un compromiso con la calidad desde el año 201210, en el que la base de datos RECALCAR es una pieza esencial. Este registro recoge información de la asistencia hospitalaria a la ECV en toda España y de los medios de que disponen los servicios de cardiología, lo cual ha servido para elaborar distintos análisis sobre el tratamiento de la ECV en nuestro país11–13. RECALCAR ha sido la base de estrategias de mejora en la calidad asistencial y podría suponer una magnífica herramienta para controlar la evolución de la aplicación de la ESCAV. La SEC ya ha puesto a disposición del Ministerio de Sanidad y de las distintas comunidades autónomas este registro como herramienta para controlar la aplicación y cumplimiento de los objetivos planteados por la ESCAV.
Queda, por tanto, una gran tarea tanto a nivel español como europeo, pues solo la acción constante puede acercarnos realmente a nuestros objetivos14. Estamos seguros de que la SEC continuará contribuyendo al éxito de esta lucha contra la ECV de forma destacada. Citando de nuevo a Kettering, los «grandes logros siempre tienen lugar en el marco de grandes expectativas», y las que se han creado con el impulso de esta estrategia europea harán progresar a la SEC en el camino de perseguir su visión como sociedad científica8.
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CONFLICTO DE INTERESESL. Rodríguez Padial es presidente de la SEC. J. Pérez Villacastín es presidente anterior de la SEC.