Sr. Editor:
Me gustaría comentar algunos puntos de la carta del Dr. Froufe sobre las indicaciones de la fibrinólisis extrahospitalaria (FEH) intentando que los lectores de Revista Española de Cardiología tengan una visión lo más amplia posible del tema.
Siguiendo el mismo orden de la carta los puntos son los siguientes:
1. Las guías de las sociedades americanas de cardiología ACC-AHA sobre el manejo de los pacientes con infarto agudo de miocardio (IAM) mantienen la misma recomendación respecto a la FEH tanto en su versión del año 19961 como en la de 19992. Se trata de una indicación clase IIb relativa a los pacientes con un tiempo de transporte > 90 min.
En cambio, en el año 2000, las guías sobre resucitación cardiopulmonar y cuidados cardiovasculares urgentes3 en cuya elaboración participó la AHA recomiendan que la FEH sólo sea administrada en presencia de un médico cuando el tiempo de transporte al hospital es >= 60 min. La indicación en este caso es clase IIa. Esta decisión fue tomada por «the AHA Committee on Emergency Cardiovascular Care, the Evidence Evaluation Conference, and the international Guidelines 2000 Conference experts panelists», quienes también sugieren que los servicios médicos de emergencia deberían centrar sus esfuerzos en realizar un diagnóstico precoz y un transporte rápido en lugar de iniciar el tratamiento.
2. La recomendación de la Sociedad Europea de Cardiología y del «Council» Europeo de Resucitación4 está recogida literalmente en la carta; si bien en el mismo documento se afirma que la FEH está «fuertemente recomendada» cuando la ganancia de tiempo sea probablemente superior a 60 min.
3. En el documento «Guías de actuación clínica de la Sociedad Española de Cardiología en el infarto agudo de miocardio»5, además de las recomendaciones tipo IIa de la FEH, se describen una serie de condiciones para maximizar el beneficio/riesgo. Una de ellas es la ventana de tiempo y la estimación de la ganancia en el mismo, la cual se establece en 30 min en las primeras 2 h y en 60 min en el intervalo 2-6 h.
Así pues, existe un aceptable nivel de concordancia en las recomendaciones de las diferentes sociedades científicas, aunque es obvio que existen razones para la discrepancia. Por eso, las recomendaciones se califican de clase II, lo cual supone que «la evidencia es más discutible (que en la clase I) y/o existen divergencias en las opiniones sobre la utilidad/eficacia» (en la clase I existe acuerdo general).
Pero posiblemente el debate no debería centrarse en las indicaciones de la FEH. La reflexión debería ser, a mi juicio, más global y encaminada a elegir los métodos más eficaces para disminuir los retrasos pre e intrahospitalarios que en nuestro medio continúan siendo excesivos6,7 y así conseguir aumentar el número de pacientes con IAM que reciben revascularización precoz, ya sea farmacológica o percutánea. Desde esta óptica la FEH es sólo una opción más a valorar.