
Según las directrices actuales de la Sociedad Europea de Cardiología, en pacientes con fibrilación auricular (FA) sin estenosis mitral, prótesis mecánica o miocardiopatía hipertrófica, se debe prescribir la anticoagulación oral cuando la puntuación de la escala CHA2DS2-VASc1 es mayor o igual a 2 puntos, mientras que no se recomienda su prescripción en los pacientes con 0 puntos o 1 punto (en el caso de mujeres)2. Dado que uno de los factores que se tienen en cuenta en esta escala es la edad del paciente (se suma 1 punto si edad >65 años), en ocasiones se plantea un dilema en cuanto a la decisión de anticoagular o no anticoagular a los pacientes con una edad próxima a los 65 años que hayan tenido un episodio de FA.
Con la intención de analizar el impacto del inicio de anticoagulación oral al alcanzar los 65 años de edad, se utilizó la base de datos del registro Cardio CHUVI-AF3,4, que incluyó a 16.202 pacientes con diagnóstico de FA del área sanitaria de Vigo entre enero de 2014 y enero de 2018. Dicho estudio tiene la aprobación del comité ético local que, por la naturaleza retrospectiva y el carácter anonimizado del estudio, eximió a los investigadores de la obligatoriedad de obtener el consentimiento informado. Del total de pacientes, se excluyó a aquellos con prótesis mecánicas, estenosis mitral moderada-grave y miocardiopatía hipertrófica, y se seleccionó a los que tenían una puntuación de la escala CHA2DS2-VASc de 0 puntos para varones y 1 punto para mujeres (n=861; 5,3% del total). Finalmente, se seleccionó a los pacientes que durante el seguimiento cumplieron la edad de 65 años. De esta forma, la población de estudio estaba formada por 389 pacientes con FA cuyo CHA2DS2-VASc durante el seguimiento (8,1±1,5 años) pasó de 0 a 1 punto (en el caso de los hombres) o de 1 a 2 (en el caso de mujeres), debido a que cumplieron los 65 años. La edad media de estos pacientes fue de 60,9±2,7 años y, de ellos, 149 (38,3%) eran mujeres.
Antes de los 65 años estaban anticoagulados 187 pacientes (48,1%), mientas que después de los 65 años pasaron a estar anticoagulados 261 pacientes (67,1%). Es decir, la tasa de anticoagulación se incrementó en un 19,0% al cumplir los 65 años. En menores de 65 años, la anticoagulación oral no reducía el riesgo de ictus isquémico ni incrementaba el riesgo de hemorragia, pero al cumplir 65 años se observó un aumento de ictus isquémico en los pacientes no anticoagulados (frente a los anticoagulados) con similares tasas de hemorragia (figura 1). Debido al tamaño muestral y al bajo número de episodios, no fue posible realizar análisis de subgrupos en función del sexo.
Sobre la base de los resultados se puede concluir que, en pacientes con FA y CHA2DS2-VASc de 0 o 1 puntos, al cumplir los 65 años la tasa de anticoagulación se incrementa solamente en un 19%, quedando hasta un 32,9% de los pacientes sin anticoagular (1 de cada 3 pacientes aproximadamente). Este hecho conlleva implicaciones pronósticas importantes, ya que en estos pacientes que cumplen 65 años, la anticoagulación se asocia a una reducción significativa de la tasa de ictus isquémico sin incrementar el riesgo de hemorragia. A la vista de estos datos, surge la necesidad de revaluar de forma programada la indicación de anticoagulación en estos pacientes; ya sea mediante la valoración del inicio de la anticoagulación en edades próximas a los 65 años o, idealmente, programar revisiones en consulta para cuando estos pacientes alcancen dicha edad.
FINANCIACIÓNNinguna.
CONSIDERACIONES ÉTICASAceptamos la responsabilidad definida por el International Committee of Medical Journal Editors. El estudio tiene la aprobación del comité ético local que, por la naturaleza retrospectiva y el carácter anonimizado del estudio, ha eximido de la obligatoriedad de obtener el consentimiento. Se han tenido en cuenta los posibles sesgos de sexo y género.
DECLARACIÓN SOBRE EL USO DE INTELIGENCIA ARTIFICIALNo se ha utilizado inteligencia artificial.
CONTRIBUCIÓN DE LOS AUTORESS. Raposeiras-Roubín, E. Abu-Assi y A. Íñiguez-Romo han diseñado el estudio; S. Raposeiras-Rubín y D. González-Fernández han redactado el trabajo; D. González-Fernández, A. González-García y C. Iglesias-Otero han recogido los datos. Todos los autores han revisado y aprobado el manuscrito final.
CONFLICTO DE INTERESESS. Raposeiras-Roubín ha recibido honorarios por presentaciones de las siguientes compañías: Amgen, Abbott, Sanofi, Novartis, AstraZeneca, Daichii, Pfyzer-BMS, Bayer y Boehringer. El resto de los autores no tienen conflicto de intereses.