Sr. Editor:
Hemos leído con gran interés el reciente artículo de Rodríguez et al1 en que los autores hacen una excelente revisión acerca de las metaloproteasas (MMP) y los síndromes aterotrombóticos. Sin embargo, quisiéramos aportar las siguientes observaciones.
El sustrato inflamatorio involucrado en el síndrome coronario agudo (SCA) es extremedamente complejo, con un gran número de factores implicados, tanto en su activación como en su modulación2. La MMP-9, además de desempeñar un papel relevante en la fisiopatología del proceso aterotrombótico, puede ser de utilidad como biomarcador de riesgo aterosclerótico y predictor de recurrencia de la enfermedad arterial coronaria3. Asimismo, se ha observado que las concentraciones de MMP-9 en pacientes con enfermedad arterial coronaria presentan una asociación directa con marcadores de inflamación, como la proteína C reactiva, la interleucina 6 y el fibrinógeno4. Por otro lado, se ha demostrado que determinados factores --edad, sexo, dislipemia, diabetes, hipertensión arterial y tabaquismo, entre otros-- pueden influir en las concentraciones de MMP-93.
En la literatura científica se ha descrito la presencia de variaciones circadianas en las concentraciones circulantes de algunas citocinas y reactantes de fase aguda en los pacientes con SCA5-7. Sin embargo, no se ha demostrado la existencia de variaciones circadianas en las concentraciones circulantes de MMP-9 en sujetos sanos8. Recientemente, trabajos de nuestro grupo han demostrado9, en pacientes con SCA, variaciones diurnas en las concentraciones séricas de MMP-9. Los valores séricos de MMP-9 fueron significativamente mayores en la fase de luz (a las 9.00) que en la fase de oscuridad (a las 2.00), lo que indica que la variabilidad diurna podría, al menos en parte, tener regulación neuroendocrina central, en particular en relación con la hormona circadiana melatonina.
Los estudios con MMP en pacientes con SCA ofrecen una importante información fisiopatológica sobre la inestabilización del proceso aterogénico. Por lo tanto, a la hora de seleccionar un biomarcador de matriz extracelular, es necesario estandarizar los métodos de medición, establecer puntos de corte que permitan definir si realmente hay valores que separan a las poblaciones con diferentes riesgos de una manera clara y establecer con qué frecuencia y en qué momento del día se debería extraer las muestras de sangre10.