Introducción: Los efectos de la obesidad sobre la presión arterial y el sistema cardiovascular en individuos aparentemente sanos no ha sido suficientemente estudiado de manera integrada.
Métodos: 359 sujetos aparentemente sanos, 40,8% obesos, edad 42,5 ± 7,4 años (24-65), 84,7% hombres, fueron estudiados mediante ecocardiograma, analítica y Prueba de esfuerzo. Se ofreció a los obesos un programa de dieta, ejercicio y control mensual, con monitorización ambulatoria de presión arterial (MAPA) que se repitió junto al ecocardiograma y prueba de esfuerzo a los 6 meses.
Resultados: Los obesos presentaban una presión arterial basal mayor (TAS/TAD 127 ± 10/81 ± 6 vs 120 ± 10/76 ± 7 mmHg) y alcanzaron una TA sistólica máxima mayor en la prueba de esfuerzo (173 ± 14 vs 168 ± 12 mmHg). La función diastólica por ecocardiograma y capacidad funcional en la prueba de esfuerzo fueron menores y la frecuencia cardiaca basal mayor en obesos. De los 131 obesos, el MAPA mostró una TAS > 135 mmHg en 3 (12,9%), TAD > 85 mmHg en 5 (21,5%) y presión de pulso > 50 mmHg en 7 (30,1%). La TAS diurna era > 135 mmHg en 6 (25,8%), TAD diurna > 85 mmHg en 8 (33,4%), con cargas sistólicas diurnas > 25% en el 30,4%, y cargas diastólicas diurnas > 25% in 43,5%. El 55,5% de los pacientes eran “non-dippers” (descenso TAS nocturna < 15%). La PAS al despertar era > 140 mmHg en 3 (9,9%). LA TAS nocturna era > 120 mmHg en 4 (16,7%) y TAD nocturna > 75 mmHg en 4 (16,7%), con cargas nocturnas sistólicas > 25% en el 36,4% y diastólicas > 25% en el 18,2%. 30 de 131 obesos (22,9%) completaron el programa de 6 meses basado en dieta y ejercicio, consiguiendo reducción de peso (BMI 29,7± 3,8 vs 33,7 ± 3,4), y reducción de la TA en la MAPA-24h: TA sistólica media 117,24 ± 8,2 vs 127,14 ± 14,8; p 0,002, TA diastólica media 73,8 ± 7,2 vs 79,9 ± 9,3 (p < 0,0001). No hubo cambios significativos en la presión de pulso, tensión al despertar o variaciones circadianas. La función diastólica, capacidad funcional, riesgo cardiovascular y perfil analítico mejoraron al final del programa.
Conclusiones: La obesidad produce aumento en la presión arterial y anomalías en la monitorización ambulatoria en un número significativo de adultos aparentemente sanos. La reducción de peso y ejercicio disminuyen precozmente la TA media, persistiendo alteraciones en el ritmo circadiano, presión de pulso y TA al despertar, en posible relación con hiperactividad simpática.