Hemos leído con gran interés la publicación en su Revista sobre la utilidad de la ergometría convencional en los pacientes portadores de terapia de resincronización cardiaca (TRC)1. Según las conclusiones de los autores, la ergometría convencional es una herramienta simple para la toma de decisiones clínicas con respecto al tratamiento farmacológico de los pacientes portadores de TRC. A nuestro juicio, puede ser de interés debatir una serie de puntos relacionados con la ergometría convencional frente a la ergoespirometría en pacientes portadores de TRC.
En los pacientes con insuficiencia cardiaca refractaria a la medicación en clases I-IV de la New York Heart Association, con larga duración del QRS y con disminución grave de la fracción de eyección del ventrículo izquierdo, el tratamiento con TRC es una alternativa terapéutica no farmacológica2. En múltiples estudios se ha demostrado que la TRC reduce las hospitalizaciones por insuficiencia cardiaca, la mortalidad y mejora la calidad de vida3. En el seguimiento de los pacientes con TRC, se necesita una evaluación compleja de los datos electrocardiográficos y ecocardiográficos basales y posteriores a la TRC, así como interrogar el dispositivo, valorar la posición del electrodo y optimizar cuidadosamente el tratamiento médico4,5.
La ergoespirometría es una prueba de capacidad funcional que estudia de forma no invasiva la fisiopatología de los sistemas respiratorio y cardiovascular en condiciones de estrés físico, evaluando objetivamente el grado de limitación funcional y su mecanismo6. La bibliografía actual permite fundamentar de manera convincente el uso de numerosas variables combinadas del test de ergoespirometría, para determinar el pronóstico de pacientes con insuficiencia cardiaca portadores de TRC. La mayoría de estas variables se expresan en una escala continua, lo que permite una interpretación para el pronóstico7. El consumo máximo de oxígeno (VO2máx) y los marcadores de la eficacia respiratoria (la pendiente volumen minuto respiratorio/producción de dióxido de carbono [VM/VCO2] y la ventilación oscilante en el ejercicio [VOE]) son variables principales para el pronóstico de los pacientes portadores de TRC7.
La gran cantidad de información que se ha acumulado en las últimas dos décadas acerca de la importancia de la ergoespirometría en la valoración funcional de los pacientes con TRC ha comenzado a ganar reconocimiento en el contexto clínico, y se la considera una herramienta indispensable en estos pacientes8. En el estudio de Riva-Silva et al1, a todos los pacientes con miocardiopatía dilatada e indicación de TRC se les realizó una ergometría convencional. Con la realización de este tipo de test, no se puede determinar ninguna de las variables anteriormente mencionadas. Por ello y según las guías clínicas actuales, no existe indicación para realizar a estos pacientes una ergometría convencional.
Es muy importante reducir el gasto sanitario en los sistemas de salud y mejorar la calidad asistencial aplicando los criterios de uso apropiado para los test de valoración funcional según las publicaciones por las principales sociedades científicas8. La realización de un test de ergoespirometría es compleja y requiere experiencia para interpretarla; su aplicabilidad clínica en los pacientes con miocardiopatía dilatada y portadores de TRC está totalmente demostrada. Aun así, se necesita más respaldo para facilitar una mayor difusión del uso de la ergoespirometría en el sistema de salud.