Sra. Editora:
Queremos felicitar a Bonilla et al1 por su estudio sobre la influencia de la desnutrición en la mortalidad de pacientes hospitalizados con insuficiencia cardiaca, recientemente publicado en Revista Española de Cardiología , y nos gustaría hacer algunas observaciones prácticas.
Desde el punto de vista metodológico, cabe destacar la posible existencia de un sesgo de selección de pacientes en la muestra estudiada. No se incluyó a los pacientes que, por deterioro funcional previo o adquirido durante el ingreso, no fueron capaces de mantener la bipedestación para obtener su peso y su talla o no pudieron colaborar en la realización del Mini Nutritional Assessment® (MNA®). La exclusión de estos pacientes en peor situación funcional probablemente haya motivado que la prevalencia de desnutrición obtenida sea inferior a la real. Dado que no se han comparado las características demográficas y de comorbilidad entre los pacientes excluidos y los incluidos, no se puede descartar que haya diferencias, lo que constituye una limitación del estudio. También nos parece oportuno aclarar si las mediciones de pliegues y perímetros fueron realizadas por uno o varios observadores, dado que pueden aparecer problemas de reproducibilidad y concordancia.
Los autores de este estudio han valorado el impacto en la supervivencia de diversas comorbilidades aisladas. Sin embargo, no han valorado el impacto en la supervivencia de las comorbilidades en conjunto (índice de Charlson) ni el de la situación funcional de los pacientes, que sí se ha evidenciado en otros trabajos2, 3. Dada la conocida relación entre estado nutricional, deterioro funcional y comorbilidad, no puede descartarse que estos hayan actuado como factores de confusión no analizados.
Respecto a la herramienta de cribado nutricional empleada (MNA®), los estudios para su validación se han realizado en pacientes mayores de 65 años. Aunque haya algunos trabajos en otros grupos de edad, es un método validado y recomendado sólo en ese grupo de edad, tal y como sus propios creadores reconocen4, 5 y las guías de la Sociedad Europea de Nutrición Enteral y Parenteral reflejan6. En el presente trabajo, más del 16% de los pacientes son menores de 65 años. El MNA® completo original está compuesto por 18 ítems y su realización puede llevar hasta 15 min. Para simplificar y mejorar su aplicabilidad, recientemente se ha revalidado la parte de cribado del MNA® (MNA-Short Form®), usando los datos agrupados de 28 estudios publicados anteriormente7. El nuevo MNA-Short Form® incorpora los tres puntos de corte de situación nutricional, lo que permite la clasificación de los pacientes con sólo seis preguntas, y la posibilidad de emplear la circunferencia de la pantorrilla cuando el índice de masa corporal no está disponible7. De esta manera, el nuevo MNA-Short Form® evita la necesidad de realizar el MNA® completo, reduce el tiempo de cribado nutricional a menos de 5 min y es la forma actualmente recomendada para su uso clínico7.
Como bien apuntan los autores, es necesario detectar precozmente a los pacientes con desnutrición o con riesgo de sufrirla, ya que la mortalidad se cuadruplica1. El MNA® (y en la actualidad el nuevo MNA-Short Form®) es una herramienta sencilla, reproducible, validada en mayores de 65 años, que detecta el riesgo de desnutrición antes de que se identifiquen cambios importantes de peso o en las concentraciones de albúmina, que permite una intervención nutricional dirigida y sirve para monitorizar el seguimiento y evaluar la eficacia de la intervención nutricional5, 6, 7. Coincidimos, de nuevo, cuando apuntan la posibilidad de que un soporte y/o seguimiento nutricional pudiera mejorar el pronóstico de estos pacientes. De hecho, ya hay evidencia de que la administración de suplementos nutricionales reduce la mortalidad de las personas de edad avanzada con desnutrición8, por lo que la detección y la intervención nutricional en estos pacientes son necesarias.
Autor para correspondencia: lsanchezmunoz@gmail.com