Sr. Editor:
La relación entre diabetes mellitus (DM) y enfermedad cardiovascular es bien conocida1,2. La sobrecarga oral de glucosa (SOG) (Organización Mundial de la Salud [OMS] 1985 y 1999)3,4 y la glucemia basal (GB) (American Diabetes Association [ADA] 1997 y 2003)5 son métodos de diagnóstico cuya concordancia ha sido puesta en duda por diversos estudios epidemiológicos6 y tampoco está claro si detectan la misma alteración fisiopatológica. En este sentido, la SOG parece determinar mejor el riesgo cardiovascular7. El estudio Burriana8 nos ha permitido comparar la eficacia diagnóstica de ambos métodos.
Se trata de un estudio transversal y aleatorizado en 317 personas (el 46,1% varones) de edades comprendidas entre 30 y 80 años y estratificados por décadas de edad. Tras descartar a los diabéticos, a 293 de los participantes se les practicó, en condiciones protocolizadas (OMS)9, una SOG con 75 g y extracción basal y a 120 min.
Los criterios de alteración del metabolismo de los hidratos de cargono utilizados fueron los de la OMS de 1985 (diabetes: glucemia tras 2 h de la SOG ≥ 200 mg/dl; tolerancia alterada a la glucosa [TAG]: glucemia tras SOG 140-199 mg/dl; normalidad: glucemia < 140 mg/dl) y los criterios diagnósticos de ADA 1997 (diabetes: GB ≥ 126 mg/dl; GBA: 110-125 mg/dl; normalidad: < 110 mg/dl). Por último, se consideró la modificación ADA 20035, en la que se amplía el concepto de GBA a glucemias entre 100 y125 mg/dl.
Se establecieron grupos para las cifras de GB obtenidas (< 100, 100-109, 110-125 y 126-139 mg/dl) y para décadas de edad. Para cada uno de los grupos GB y edad se determinó la prevalencia de alteración del metabolismo de los hidratos de carbono (DM-TAG) según las normas de la OMS de 1999. El grado de concordancia de las dos normas diagnósticas se calculó mediante la kappa de Cohen. La probabilidad de ser diagnosticado de diabetes mediante SOG, tanto para grupos de edad como para grupos de GB (tabla 1), es la oferta directa de la ecuación de regresión logística múltiple (diabetes [GB, edad]). En el grupo de 40-49 años de edad no hubo ningún diagnóstico de DM.
Se calcularon la sensibilidad y la especificidad clínicas de la GBA 1997 (110-125 mg/dl) para diagnosticar DM (SOG) y se compararon los datos con los equivalentes para GBA 2003 (100-125 mg/dl).
El número de personas incluidas en cada uno de los grupos de glucemia basal fue de 197, 54, 28 y 14, y en ellos, tras la SOG se diagnosticaron 15 nuevos diabéticos (1, 4, 4, 6 en cada grupo, respectivamente). La coincidencia para diagnóstico de DM de ambos modelos (ADA 1997 y OMS 1998) fue media (K = 0,53) aunque significativa (p < 0,001) (tabla 2). La GBA 1997 mostró una sensibilidad del 67% y una especificidad del 88%. En el caso de GBA 2003, la sensibilidad mejoró al 93%. pero la especificidad descendió hasta el 70%.
Del estudio de la tabla 1 se deduce que GB consideradas normales hasta 2003 (100-109 mg/dl) pueden esconder DM al realizar la SOG según criterios de la OMS en porcentaje que, en algún grupo de edad (50-59 años), supera el 10%. Del mismo modo se observa que la GBA (ADA 1997) representa ya DM al aplicar criterios de la OMS entre el 20 y el 40% de los casos según la edad. En este sentido apuntan los datos del EuroHeart Survey, en el que con una SOG se diagnosticaba hasta un 66% más de individuos con alteración del metabolismo de los hidratos de carbono que con la simple determinación de la GB2.
El intento de la ADA en 2003 de mejorar la detección de intolerancia a los hidratos de carbono (DM + GBA) descendiendo el punto de corte de GB hasta 100 mg/dl, se traduce en un aumento de la sensibilidad de diagnóstico de DM pero en un descenso de la especificidad.
Esto ha determinado que incluso en Estados Unidos se levanten voces contrarias a dicho cambio, pues esta medida conllevaría clasificar en estado de riesgo a 25 millones (!) de personas10.
Dados nuestros resultados y la bibliografía revisada, y para el individuo concreto, nos inclinamos por el empleo de la SOG. Para reconocimientos seriados y cribado poblacional, la GB se muestra eficaz.