Hemos leído con interés el artículo publicado por Galve et al.1 en Revista Española de Cardiología a propósito del grado de control lipídico en pacientes con enfermedad coronaria. Se trata de un estudio observacional en el que se ha comprobado que el insuficiente control del colesterol unido a lipoproteínas de baja densidad (cLDL) es un problema que se repite de manera constante en los últimos años y que consideramos merece una reflexión. Hay gran evidencia científica que relaciona las cifras de cLDL con la aparición de nuevos eventos cardiovasculares en pacientes con enfermedad coronaria. Este hecho ha supuesto que alcanzar cifras de cLDL < 70 mg/dl en estos pacientes tenga un nivel de recomendación Ia en las actuales guías de práctica clínica2. Sin embargo, apenas 1 de cada 4 pacientes consigue alcanzar dicho objetivo terapéutico, incluso con tratamiento hipolipemiante1,3,4. En el tratamiento de los pacientes con enfermedad coronaria, otras estrategias terapéuticas con nivel de recomendación I, como la angioplastia primaria o el empleo de la doble antiagregación, alcanzan tasas de cumplimiento mucho mayores. Consideramos que este hecho puede deberse a la diferencia entre los momentos en que se observa el beneficio; mientras que con el tratamiento percutáneo el beneficio observado es prácticamente inmediato, el beneficio del control lipídico exige una adecuada adherencia al tratamiento para que se observe beneficio en morbimortalidad. Aunque lograr valores de cLDL óptimos supone una reducción adicional del 20% en la mortalidad cardiovascular5, Galve et al.1 comprobaron que solo se modificó el tratamiento hipolipemiante en un 26% de los pacientes con control del cLDL deficiente. Este hecho lleva a pensar que en general se presta escasa atención a este tan importante parámetro de prevención secundaria. Por otra parte, la variabilidad individual de la respuesta al tratamiento hipolipemiante puede ser otro factor asociado al insuficiente control del cLDL. Recientemente se ha comunicado que menos de la mitad de los pacientes tratados con estatinas de alta potencia consiguen una reducción del cLDL > 50% e incluso que hasta en un 10% de ellos no se modifica el cLDL o incluso aumenta6. Dado el beneficio pronóstico que conlleva, es imprescindible optimizar el cLDL de la mayoría de los pacientes con enfermedad coronaria, hecho que se ha reflejado en el reciente documento de la Sociedad Española de Cardiología sobre indicadores de calidad en cardiología7. Por otra parte, los inhibidores de la proteína subtilixina/kexina 9, a priori con menor variabilidad entre grupos en su respuesta y una reducción del cLDL > 60% respecto al basal8, podrían contribuir a la mejora del control lipídico. La inclusión de estos pacientes en programas de rehabilitación cardiaca contribuye a la optimización de los parámetros de prevención secundaria y, por lo tanto, a una disminución de la morbimortalidad. Esta estrategia presenta un nivel de recomendación Ia en las recientes guías de prevención cardiovascular2, por lo que se debería hacer extensiva a la mayoría de nuestros pacientes.
ISSN: 0300-8932