Agradecemos el interés y los comentarios de la Dra. Catalán en relación a los trabajos publicados recientemente en la revista1,2. La tomografía computarizada con multidetectores (TCMD) evoluciona a un ritmo tan rápido que es difícil obtener una validación clínica actualizada de la técnica. En el año 2008 la tecnología era inferior a la actual, tanto en la calidad de la imagen como en las dosis de radiación administradas, y por tanto es posible que nuestros resultados puedan ser mejorados con el uso de equipos más modernos. Sin embargo, la dosis de radiación administrada en nuestro estudio fue de 9,4±5,1 mSv (media±desviación estándar), dentro de las recomendaciones.
En relación al protocolo de reconstrucción utilizado, insistimos en que el grosor de 0,7mm representa el estándar en los estudios de 2008 utilizando un equipo muy similar al nuestro, que recordamos que proporciona una velocidad de rotación inferior a la habitual3. A pesar de condicionar una leve reducción de la resolución espacial, la reconstrucción de 0,7mm consigue unas imágenes con una relación señal-ruido superior a las de 0,6mm, lo que se traduce en una mejor delineación de los bordes del vaso en situaciones de resolución temporal subóptima4.
Independientemente de las medidas de control de la frecuencia cardiaca y la preparación del paciente, que como bien dice la Dra. Catalán son cruciales para un buen resultado y que siempre optimizamos en nuestra práctica, insistimos en que cada centro debe adecuar su protocolo de estudio a la tecnología disponible y a la experiencia acumulada con su uso. En nuestro centro, la colaboración entre los cardiólogos y los radiólogos ha sido clave para garantizar que la tecnología TCMD disponible en cada momento se aplica según los estándares de calidad y a la población más adecuada.
Hasta el año 2012, los principales estudios aleatorizados han demostrado que el uso de la TCMD ha permitido agilizar el alta precoz y acortar la estancia en el servicio de urgencias de los pacientes, pero los resultados son contradictorios en lo que se refiere a los costes asociados5,6. Tampoco se ha demostrado un beneficio neto, en cuanto a la prevención de eventos cardiacos adversos, con una estrategia basada en la TCMD en comparación con el manejo convencional o la evaluación funcional7. En definitiva, se necesitan nuevos estudios que evalúen si la tecnología TCMD más reciente tiene algo más que aportar en este escenario.
.