Agradecemos a Ganga y Jantz el interés mostrado por nuestro trabajo1. La valoración de la capacidad funcional en la insuficiencia cardiaca es compleja; la prueba de marcha de 6 minutos (PM6M), la clase funcional y la ergoespirometría con consumo de oxígeno son herramientas de las que disponemos, pero cada una de estas medidas valora un aspecto específico del estado funcional y su interpretación es complementaria.
Las limitaciones en la interpretación del PM6M relacionadas con comorbilidades son igualmente aplicables al test con consumo de oxígeno.
Son varios los ensayos clínicos realizados en el campo de la insuficiencia cardiaca que han usado el PM6M como endpoint primario para evaluar la efectividad de un tratamiento y el beneficio en los síntomas2. Asimismo, en el campo de la hipertensión pulmonar, comparable a la insuficiencia cardiaca por el impacto en la calidad de vida, el PM6M es la única prueba aprobada para la valoración de la clase funcional y el objetivo primario de valoración de la capacidad de esfuerzo3.
La evaluación de la capacidad funcional mediante la clasificación funcional de la New York Heart Association (NYHA) es una valoración subjetiva desde la perspectiva del médico que no se correlaciona perfectamente con otros resultados centrados en el paciente, como la calidad de vida1 o el PM6M4. No incluimos la NYHA en el modelo, al igual que otros autores5, por el riesgo de colinealidad que presenta con la variable respuesta que es la distancia recorrida en el PM6M.
Sin duda son necesarios esfuerzos para investigar en métodos de evaluación funcional que aporten más información en aspectos funcionales.