Sra. Editora:
Hemos leído con suma atención el editorial de Richards1 donde se hace una revisión de un amplio abanico de biomarcadores en la insuficiencia cardiaca. Si bien, de los referidos, los péptidos natriuréticos cerebrales2,3 son los únicos que se aplican en la práctica clínica, cabe reseñar el papel del marcador tumoral antígeno carbohidrato 125 (CA125) como biomarcador no reseñado en el editorial al que hacemos referencia1.
En el campo de la insuficiencia cardiaca, D'Aloia et al4 describieron, en 286 pacientes con insuficiencia cardiaca crónica, una correlación significativa entre los valores séricos elevados de CA125 y la clase funcional avanzada y distintos parámetros hemodinámicos relacionados con la severidad, así como la asociación con un peor pronóstico a corto plazo. Posteriormente, otros grupos han confirmado esta asociación en insuficiencia cardiaca tanto aguda5 como crónica6,7. Recientemente hemos observado en 1.111 pacientes no seleccionados con insuficiencia cardiaca aguda que la determinación del CA125 añadía información pronóstica a la proporcionada por el BNP, de manera que la combinación de ambos biomarcadores permitió una mejor estratificación de riesgo a 6 meses8.
Varios trabajos han mostrado correlaciones coherentes entre los valores de CA125 y la presencia de derrames serosos5,9; de hecho, según nuestra experiencia, los predictores más importantes asociados a los valores de CA125 fueron la presencia de derrame pleural y el edema periférico5. Por otro lado, el grado de actividad inflamatoria se ha propuesto como otro mecanismo relacionado con la elevación de las concentraciones plasmáticas de CA125. En este sentido, Kosar et al10 observaron, en 35 pacientes hospitalizados por insuficiencia cardiaca con disfunción sistólica, que los valores de CA125 presentaban correlaciones positivas e intensas con los valores plasmáticos de factor de necrosis tumoral alfa e interleucina 6 y 10.
Otra de las propiedades destacables del CA125 es su modificación en el tiempo acorde con la situación clínica4,9. Además, a diferencia de los péptidos natriuréticos, que tienen una vida media de minutos, el CA125 tiene una vida media superior a 1 semana, lo que le confiere potenciales utilidades clínicas, como la monitorización evolutiva e incluso su posible uso como herramienta para guiar el tratamiento.
En resumen, esta glicoproteína cumple algunos, y no pocos, de los requisitos que se piden a un biomarcador para considerarlo de potencial utilidad clínica: a) que esté ampliamente disponible, análisis estandarizados y coste aceptable; b) que esté relacionado con procesos fisiopatológicos cruciales en la progresión de la enfermedad; c) que tenga relación constante con el pronóstico y añada información adicional a las clásicas variables establecidas, incluido el péptido natriurético cerebral; d) que la variación de sus concentraciones según la situación clínica sea constante, y e) que tenga potenciales implicaciones terapéuticas.
Obviamente, son necesarios futuros estudios que proporcionen más información sobre los mecanismos fisiopatológicos implicados en la elevación de este biomarcador y exploren su potencial utilidad para guiar el tratamiento.