Agradecemos el comentario a nuestro artículo1 de Báez-Ferrer y Domínguez-Rodríguez. El comportamiento de la frecuencia cardiaca (FC) durante el sueño, valorado mediante la monitorización ambulatoria de la presión arterial (PA), se ha estudiado en diferentes trabajos. En general, a mayor FC nocturna y menor descenso respecto a la diurna, hay mayor riesgo de presentar eventos cardiovasculares. La mayoría de los estudios con monitorización ambulatoria de la PA se han realizado en pacientes normotensos o con hipertensión arterial, pero sin enfermedad cardiovascular establecida2. Aunque en algunos trabajos realizados en insuficiencia cardiaca (IC) la monitorización de la FC nocturna a través del desfibrilador automático implantable también se ha correlacionado con eventos adversos3,4. El objetivo del trabajo fue describir la prevalencia de los patrones diurnos (controlada, no controlada, de bata blanca y enmascarada) y nocturnos (dipper, nondipper y reverse dipper) de PA en los diferentes fenotipos de IC (con fracción de eyección del ventrículo izquierdo reducida, ligeramente reducida y conservada). Se consensuó no añadir el análisis de la FC para evitar un exceso de información. Además, hay dos aspectos relevantes de nuestra población que se deberían considerar, dado que pueden afectar a su interpretación: a) solo el 57,9% de la población estaba en ritmo sinusal; b) el 87,2% de los pacientes tomaban bloqueadores beta y el 9% ivabradina.

Comprendemos el aspecto práctico de valorar la FC en el estudio de la monitorización ambulatoria de la PA, pero consideramos que existen otros dispositivos más convenientes para su estudio (Holter-ECG, Holter insertable o dispositivos de estimulación cardiaca). Sin embargo, dada la limitada información en relación con la variación de la FC nocturna en la IC y su probable contribución a una mejor estimación del riesgo y ajuste del tratamiento, son bienvenidos nuevos trabajos.