Sr. Editor:
Hemos leído con gran interés el artículo de Rodríguez Rodrigo et al1 en el que describen el dramático caso de una paciente cuyo único factor de riesgo era una moderada elevación en los valores de homocisteína, asociada a heterocigosis de la 5,10-metilentetrahidrofolato reductasa, en el curso de una situación hipercoagulable como es el puerperio.
Ciertamente, se ha encontrado una asociación entre concentraciones elevadas de homocisteína y un incremento del riesgo cardiovascular2. Incluso se ha observado su asociación con un aumento de la generación de trombina, lo que sugiere que condicionaría un estado hipercoagulable3. En un reciente estudio con cerca de 3.000 sujetos se encontraron valores elevados de homocisteína en pacientes con enfermedad coronaria demostrada; sin embargo, tras ajustar por diferentes variables, no se asociaron con la presencia de coronariopatía4.
Un interesante tema es la importancia de variaciones genéticas comunes, los llamados polimorfismos, que conllevan un efecto funcional, sobre el riesgo de desarrollar enfermedad cardiovascular. Nuestro grupo ha observado que diferentes polimorfismos condicionan un aumento, o una reducción, del riesgo de desarrollar un infarto de miocardio prematuro5,6, aunque ciertamente este efecto es pequeño. Estudios con un elevado número de pacientes han confirmado el efecto marginal o incluso nulo de la mayoría de los polimorfismos considerados individualmente4,7,8, incluidos los de la metilentetrahidrofolato reductasa. La cardiopatía isquémica es una enfermedad multifactorial en la que probablemente el efecto funcional que conllevan estos polimorfismos sea pequeño o moderado, de ahí que modifiquen poco el riesgo de desarrollar un evento cardiovascular y que sean poco útiles para la valoración del riesgo de un paciente en particular.
Un nuevo horizonte para los polimorfismos en la estratificación del riesgo de desarrollar una enfermedad cardiovascular será analizar la interacción entre genotipo y fenotipo9, o incluso entre los diferentes polimorfismos genéticos10, dado el carácter complejo de la enfermedad. En nuestra opinión, el verdadero interés de los polimorfismos está en la farmacogenética, que analiza la heterogénea respuesta al tratamiento de los diferentes individuos, y en esta área ya se están dando los primeros pasos11,12.