Sr. Editor:
Hemos leído con interés el trabajo de Crespo y Paniagua1 titulado «Tratamiento de la insuficiencia cardíaca refractaria avanzada», y nos ha interesado sobre todo el apartado del manejo del paciente en situación terminal y, muy especialmente, la revisión sobre los deseos de los pacientes acerca de la realización o no de maniobras de reanimación. Los autores muestran una actitud a favor de que se realicen maniobras de reanimación a la mayoría (77%) de los pacientes hospitalizados por insuficiencia cardíaca avanzada, basándose principalmente en un estudio realizado en el ámbito anglosajón2.
Ésta es una línea de investigación que nos preocupa desde hace años3-5 y podemos aportar los datos de una reciente encuesta que hemos realizado en nuestro país en la que, entre otros apartados, evaluamos las preferencias sobre reanimación en los pacientes ingresados por insuficiencia cardíaca descompensada6.
La encuesta se realizó, en el momento del alta hospitalaria, en el Hospital Universitario de Bellvitge a 80 pacientes (58% mujeres) con una edad media de 79 ± 8,7 años, ingresados por insuficiencia cardíaca descompensada. El estudio fue aprobado por el comité de ética del hospital y todos los pacientes manifestaron por escrito su conformidad para participar en el estudio.
Respecto a los deseos de reanimación, a los pacientes se les realizó la siguiente pregunta: «Usted ahora está estable de su enfermedad, pero el corazón de cualquier persona puede dejar de funcionar en cualquier momento; como usted probablemente sabe, si el corazón se para bruscamente, existe la posibilidad de que un equipo de médicos inicie maniobras de reanimación cardiopulmonar, las cuales quizá incluyan la conexión a una máquina para respirar. Pensando en su enfermedad y en su calidad de vida actual si fuese su caso, usted les diría que intentasen sí/no dichas maniobras». A los pacientes también se les preguntó sobre su calidad de vida basándonos en una escala de puntuación de 5 puntos (excelente, muy buena, buena, regular o mala)2.
Un total de 32 pacientes (40%) manifestaron sus preferencias de que no se les realizasen maniobras de reanimación en caso de parada cardíaca. Al evaluar si había asociación con alguna de las variables que incluimos en el estudio, pudo comprobarse que había una asociación positiva entre el deseo de que sí se realice reanimación y una mejor puntuación en la pregunta sobre calidad de vida, pero no se apreció ninguna otra asociación con las otras circunstancias evaluadas: clase previa de la New York Heart Association (NYHA) (p = 0,06), edad (p = 0,4), sexo (p = 0,7), estado civil (p = 0,3), años de duración de la enfermedad (p = 0,5), etiología de la insuficiencia cardíaca (p = 0,6) o episodios previos de ventilación mecánica (p = 0,9).
Probablemente tendremos que seguir realizando esta pregunta en distintos estadios evolutivos de la enfermedad pues, como nos enseña el estudio de Krumholz et al2, una proporción importante de los pacientes cambian sus preferencias 2 meses después del alta hospitalaria, especialmente los que habían manifestado su deseo inicial de no reanimación. Es importante conocer también que a medida que el momento de la muerte se acerca en los últimos 6 meses de enfermedad, el deseo de no resucitación es más frecuente7.
Realmente, y de acuerdo con Crespo y Paniagua1, es básico conocer los deseos del paciente con insuficiencia cardíaca avanzada sobre la reanimación, así como sobre otras opciones, como la no hospitalización. Y también será importante para el correcto manejo de estos pacientes que no sólo les preguntemos, sino que reflejemos por escrito estas opiniones, tanto en las historias clínicas si el paciente está ingresado como en los diversos informes que realicemos. De esta manera mejoraremos la atención a los pacientes con insuficiencia cardíaca terminal3.