Palabras clave
INTRODUCCION
El quiste hidatídico es una enfermedad parasitaria producida por la larva de Echinococcus granulosus . La afectación cardíaca es muy rara, especialmente en niños; se produce en un 0,5-2% de los pacientes cuyo miocardio es invadido a través de la circulación coronaria. La localización intramiocárdica más frecuente es el septo interventricular 1 .
Nuestro paciente es uno de los de menor edad entre los casos publicados 2,3 , si no el menor, lo que nos lleva a considerar la posibilidad de que se tratara de un quiste hidatídico congénito.
CASO CLINICO
Varón de 3 años de edad, nacido de embarazo y parto normales, con inmunizaciones correctas, sin enfermedades previas de interés. No había tenido contacto con animales. Fue remitido a nuestra sección por la presencia de un soplo detectado en una exploración rutinaria. El niño se encontraba asintomático.
En la exploración física el peso y la talla estaban en percentiles normales; presión arterial 83/49 mmHg. La auscultación cardíaca revelaba un primer tono normal, un soplo sistólico eyectivo, rudo, en el borde esternal izquierdo, de grados II-III/VI y un segundo tono con desdoblamiento fijo. No había soplos diastólicos ni extratonos. El resto de la exploración era completamente normal.
En el ECG se observaban ritmo sinusal y bloqueo completo de rama derecha (fig. 1). En el Holter se observaron extrasístoles ventriculares, monomorfas y escasas, con algunas parejas. En la radiografía de tórax la silueta cardíaca y la vascularización pulmonar eran normales; los campos pulmonares no presentaban lesiones ocupantes de espacio. La ecografía abdominal fue normal, así como el escáner cerebral.
La ecocardiografía-Doppler detectó una imagen quística única, redondeada, de bordes bien definidos, de 34 * 28 mm, situada en el tabique interventricular, protruyendo ligeramente hacia el ventrículo derecho, lo que producía una obstrucción leve en el tracto de salida donde se podía recoger un gradiente de 25-30 mmHg (fig. 2). Las arterias coronarias se visualizaban bien, incluida la arteria descendente anterior, que podíamos seguir en casi todo su trayecto. No se detectó foramen oval permeable. La resonancia magnética no añadió información salvo confirmar que no se veían masas de aspecto intraquístico (trombo, coágulo o vesículas hijas).
La analítica preoperatoria, incluidos sistemático de sangre, SMAC, serología de hidatidosis repetidas y sistemático de orina, siempre fue normal, con ausencia de eosinófilos y negatividad de las serologías.
Con el diagnóstico de masa quística intramiocárdica situada en el septo interventricular y la posibilidad de que pudiera tratarse de un quiste hidatídico fue remitido a cirugía.
En el quirófano, se puncionó el quiste y se extrajeron 12 ml de un líquido cristalino. Se realizó una incisión mínima del tabique interventricular por el lado derecho y se extrajo fácil y completamente la cápsula. El análisis histológico del líquido reveló una gran cantidad de escólex y ganchos con el diagnóstico etiológico de quiste hidatídico
El postoperatorio cursó sin complicaciones. En la ecocardiografía de control a las 48 h de la cirugía, se encontró una imagen ovalada, de ecogenicidad negativa, correspondiente al lecho del quiste (fig. 3), que ha ido reduciéndose progresivamente hasta la actualidad (24 meses poscirugía) en que prácticamente se observa como un engrosamiento del tabique interventricular. En el ECG persiste el bloqueo de rama derecha. La analítica y serología continúan siendo negativas, así como la radiografía de tórax, la ecografía abdominal y el éscaner cerebral.
DISCUSION
La localización cardíaca del quiste hidatídico es rara, sobre todo en los niños, ya que el crecimiento de la larva es muy lento (1-5 años). Es difícil explicar cómo ha podido llegar la larva al lado izquierdo del corazón en este caso, ya que parece tratarse de una
lesión única, no se ha detectado la presencia de foramen oval permeable (en los estudios ecocardiográficos prospectivos efectuados) y el paciente no tiene el antecedente de contacto estrecho y directo con animales. Los síntomas clínicos debidos a los quistes hidatídicos cardíacos son excepcionales a no ser como consecuencia de las complicaciones: rotura, compresión u obstrucción 4 .
El diagnóstico etiológico en nuestro paciente fue difícil por la ausencia de afectación visceral en otras localizaciones más típicas (hígado o pulmón), la ausencia de síntomas específicos y de antecedentes de contacto, la negatividad de las múltiples serologías
realizadas y la ausencia de eosinofilia. Los padres también fueron estudiados con sistemático de sangre, SMAC, serología de quiste hidatídico, radiografía de tórax y Eco abdominal, que fueron negativos. Todos estos datos, unidos a la joven edad del paciente, no hicieron posible el diagnóstico previo a la cirugía, aunque siempre figuró entre nuestros diagnósticos diferenciales dada la alta prevalencia de hidatidosis que existe en nuestro país.
Las características de organicidad del soplo y la ecocardiografía-Doppler fueron las que nos llevaron al diagnóstico de masa quística cardíaca 5 . La serología y otras analíticas no fueron de ayuda para esclarecer la etiología. Sólo la enucleación quirúrgica del quiste y el estudio del contenido líquido del mismo nos condujeron al diagnóstico preciso.
Creemos que la cirugía estaba claramente indicada 6,7 y sólo ésta dado que se trataba de una lesión única 8 . Cuando existen más lesiones se debe individualizar y valorar la cirugía acompañada o no de tratamiento médico (albendazol con o sin praziquantel), sobre todo si existe afectación multivisceral o se ha producido una siembra por rotura del quiste 9 .
Es importante realizar seguimiento a largo plazo con objeto de poder detectar si ha habido alguna siembra durante la cirugía o lesiones previas que no hayamos detectado hasta el momento.