Sr. Editor:
Queremos agradecer la carta del Dr. Barriales Villa et al, ya que nos aporta una serie de consideraciones muy interesantes acerca del caso clínico que presentamos. Es evidente que la cuestión más importante en este paciente era si su severa disfunción sistólica se debía totalmente a su malformación coronaria o, por otra parte, existía una miocardiopatía de base que justificase la severidad de la afectación ventricular.
Dada la ausencia total de respuesta de los segmentos disfuncionantes en la ecocardiografía de estrés, no existía ninguna garantía de que con la corrección quirúrgica de la anomalía se pudiese mejorar la función ventricular. Por otra parte, el paciente se encontraba en un grado funcional aceptable (II/IV), limitado únicamente por su inestabilidad eléctrica ventricular.
Sólo la eventual demostración de taquicardia ventricular inducida por isquemia aguda nos hubiera hecho dudar acerca de evaluar una solución quirúrgica. Sin embargo, el estudio electrofisiológico mostró la existencia de una taquicardia ventricular pleomórfica, reproducible con la estimulación programada, y con criterios electrofisiológicos que sugerían un mecanismo de reentrada como factor desencadenante de la taquicardia.
Ante los hallazgos optamos por el tratamiento médico y el implante de un desfibrilador automático, debido a que se trataba de una taquicardia mal tolerada hemodinámicamente y que no permitía su estudio para ablación con radiofrecuencia.