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Vol. 60. Núm. 11.
Páginas 1214-1215 (noviembre 2007)
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Francisco Buitragoa, Lourdes Cañón- Barrosoa, Natalio Díaz-Herreraa, Eloísa Cruces-Muroa
a Unidad Docente de Medicina Familiar y Comunitaria. Centro de Salud Universitario La Paz. Badajoz. España.
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Sr. Editor:

Agradecemos las interesantes consideraciones que realizan Morales-Salinas et al a propósito del artículo publicado en Revista Española de Cardiología1 y compartimos la mayor parte de sus apreciaciones. Es cierto que las funciones REGICOR y SCORE son difíciles de comparar. Cada una de ellas predice un tipo de riesgo y consideran rangos de edades distintos. Sin embargo, son varios los trabajos que han realizado comparaciones de las distintas funciones de Framingham y SCORE2,3 y algunos han analizado la capacidad predictiva real de estas funciones en la población de un centro de salud seguida durante 10 años4. La pertinencia de tales comparaciones está sobradamente justificada. La estimación del riesgo cardiovascular es una recomendación realizada por múltiples organismos y sociedades científicas. Esta estrategia se considera la más coste-efectiva para abordar la prevención primaria cardiovascular en personas asintomáticas, identificando a las que tienen una mayor probabilidad de desarrollar un episodio cardiovascular en los próximos años. Pero el riesgo cardiovascular no es una enfermedad. Nadie está «enfermo de riesgo cardiovascular» y, por lo tanto, las tablas no son una herramienta diagnóstica, sino un instrumento de cribado para la prevención de la enfermedad cardiovascular. En la práctica asistencial diaria muchos médicos, fundamentalmente los de cabecera, nos encontramos ante pacientes que presentan diversos factores de riesgo cardiovascular y se nos plantea el dilema de si es preciso indicarles la prescripción continuada de uno o varios fármacos. En esta situación, el empleo de una tabla de riesgo cardiovascular ayuda a la identificación de los pacientes de alto riesgo cardiovascular, candidatos no sólo a modificaciones en sus estilos de vida, sino también, en muchos casos, a la toma continuada de fármacos hipolipemiantes y/o antihipertensivos. La importancia y las implicaciones prácticas de la resolución de este dilema son enormes.

La bondad de una tabla como instrumento de ayuda en la toma de decisiones precisa de estudios de validación. La función REGICOR ha sido validada en población española5 y puede aplicarse en un mayor rango de edad que el SCORE. Pero la comparación de la capacidad predictiva del REGICOR y el SCORE en el grupo de población que comparten ambas funciones (40-65 años) favorece al SCORE, por lo que estos aspectos hay que continuar investigándolos en nuestro país.

Las tablas de riesgo cardiovascular, a pesar de sus limitaciones, son el mejor instrumento del que disponemos actualmente para realizar el cribado y la selección de pacientes de alto riesgo cardiovascular. Por lo tanto, debe consensuarse cuál es el punto de corte en el riesgo a 10 años que optimice el esfuerzo terapéutico, la capacidad de gasto del país y su sensibilidad y especificidad óptimas, teniendo en cuenta que no se puede tener ambas elevadas a la vez. Una alta sensibilidad implica un bajo porcentaje de falsos negativos, es decir de pacientes que desarrollaron un episodio cardiovascular habiendo sido catalogados previamente de riesgo no alto. Pero suele acompañarse de una especificidad baja y de un alto porcentaje de falsos positivos, es decir de pacientes a quienes se habría catalogado erróneamente de riesgo cardiovascular alto y que podrían recibir innecesariamente la prescripción de uno o varios fármacos durante muchos años. En este contexto resulta evidente que para implementar las estrategias de prevención cardiovascular es preciso seguir investigando y buscar un amplio consenso entre las diferentes sociedades científicas y las administraciones sanitarias respecto a cuál es la función de riesgo idónea en nuestra población.

Bibliografía
[1]
Buitrago F, Cañón-Barroso L, Díaz-Herrera N, Cruces-Muro E, Escobar-Fernández M, Serrano-Arias JM..
Comparación de las tablas REGICOR y SCORE para la clasificación del riesgo cardiovascular y la identificación de pacientes candidatos a tratamiento hipolipemiante o antihipertensivo..
Rev Esp Cardiol, 60 (2007), pp. 139-47
[2]
Maiques A, Antón A, Franch M, Albert X, Aleixandre E, Collado A..
Riesgo cardiovascular del SCORE comparado con el de Framingham. Consecuencias del cambio propuesto por las sociedades europeas..
Med Clin (Barc), 123 (2004), pp. 681-5
[3]
Baena Díez JM, Del Val García JL, Salas Gaetgens LH, Sánchez Pérez R, Altes Vaques E, Deixens Martínez B, et al..
Comparación de los modelos SCORE y REGICOR para el cálculo del riesgo cardiovascular en sujetos sin enfermedad cardiovascular atendidos en un centro de salud de Barcelona..
Rev Esp Salud Pública, 79 (2005), pp. 453-64
[4]
Buitrago F, Cañón L, Diaz N, Cruces E, Bravo B, Pérez I..
Comparación entre la tabla del SCORE y la función de Framingham-REGICOR en la estimación del riesgo cardiovascular en una población urbana seguida durante 10 años..
Med Clin (Barc), 127 (2006), pp. 368-73
[5]
Marrugat J, Subirana I, Comín E, Cabezas C, Vils J, Elosúa R, et al, for the VERIFICA Investigators..
Validity of an adaptation of the Framingham cardiovascular risk function: the VERIFICA Study..
J Epidemiol Community Health, 61 (2007), pp. 40-7
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