Sra. Editora:
Agradecemos que López-Mesa et al, comentando nuestro trabajo1, hayan aportado tan valiosa información sobre abordaje multidisciplinario de la parada cardiaca y sus consecuencias.
La terapia del síndrome tras parada cardiaca2 debería plasmarse en protocolos propios de cada unidad de críticos, pues estas herramientas son efectivas para mejorar el pronóstico de dichos pacientes y permiten un manejo más homogéneo y reglado. Además, promoverían una mayor difusión del uso de la hipotermia (HT) en España.
La colaboración inicial del cardiólogo es decisiva, dada la alta proporción de casos con shock cardigénico, disfunción ventricular severa y arritmias ventriculares1-3. Las causas de parada cardiaca son mayoritariamente cardiacas y requieren un abordaje específico de la afección subyacente.
La proporción de pacientes cuyo primer ritmo es asistolia o disociación electromecánica supera el 50%, la supervivencia es baja (0,15-12,6%) y las causas, mayoritariamente cardiacas4,5. El pronóstico en este grupo depende casi exclusivamente de la «cadena de supervivencia» extrahospitalaria6,7, pero la HT tiene aquí un lugar: se debería iniciar tras la reanimación y no postergarla sistemáticamente hasta llegar al hospital2. Por otro lado, el trabajo de Moon et al8 muestra mejores supervivencia y pronóstico en el grupo tratado con HT. Otros, sin embargo, no han conseguido demostrar beneficio debido a muy baja supervivencia total3.
Desde nuestro punto de vista, todo paciente comatoso tras parada cardiaca y sin contraindicación formal puede beneficiarse de la HT.