Hemos leído con gran interés el trabajo de Escaño-Marín et al.1. Quiero agradecer a los autores su esfuerzo por relacionar marcadores socioeconómicos y de resultados en salud. Es algo insuficientemente tratado en la literatura y, en cualquier caso, poco conocido por los cardiólogos, a pesar de la trascendencia que las conclusiones pueden tener en la planificación de las políticas sanitarias. En su trabajo, ponen de manifiesto que, cuanto menor es el producto interior bruto de una comunidad, mayor es la mortalidad cardiovascular y menor el número de angioplastias primarias. Aunque no lo dicen expresamente, el trabajo da a entender que la menor mortalidad de las comunidades con más riqueza tiene que ver con la realización de más angioplastias primarias. Prácticamente todas las comunidades, independientemente del nivel de riqueza, tienen implantado un programa de reperfusión precoz en el infarto agudo de miocardio, lo cual no equivale a más angioplastias primarias. Si se hace un análisis de correlación entre el número de angioplastias primarias (según los datos aportados en el trabajo) y la extensión geográfica de las comunidades excluidas las insulares, se aprecia que, cuanto mayor es una comunidad, menor es el número de angioplastias primarias (figura). El criterio de calidad en el infarto no es la angioplastia primaria, sino la reperfusión adecuada en tiempo y forma (el desafortunado eslogan Stent for life debería ser Reperfusion for life).
ISSN: 0300-8932
Factor de impacto 2023
7,2