Agradecemos el interés que han mostrado hacia nuestro artículo. Después de leer con atención su carta, nos gustaría hacer los siguientes comentarios.
Pensamos que la naturaleza misma del trabajo, un registro de pacientes con muerte súbita que ingresan vivos en unidades de cuidados críticos cardiológicos, explica la etiología predominantemente cardiológica, así como el hallazgo frecuente de primer ritmo desfibrilable o una menor incidencia que en otras series de muerte súbita en domicilio. Coincidimos con ustedes en que cualquier otro enfoque del problema, como la inclusión de los pacientes que mueren antes de ingresar, los de etiología no cardiaca o el estudio de los tiempos en la atención prehospitalaria por el servicio de emergencias médicas, constituye otra visión muy interesante del mismo problema.
Pese a no existir un protocolo común, como ya mencionamos en las limitaciones, todos los centros disponían de un documento de consenso sobre cuidados tras la reanimación1. Este documento incluye no solo la hipotermia terapéutica (cuyos criterios de aplicación se explican detalladamente en el apartado de métodos), sino una forma consensuada y sistematizada de manejo integral de los pacientes. Pensamos que, como ya se ha indicado en otras ocasiones2, este es uno de los aspectos que podría haber contribuido a nuestros esperanzadores resultados a pesar de los criterios de gravedad al ingreso.
Tomamos buena nota del interesante comentario sobre la realización de cateterismos en pacientes sin infarto con elevación del ST: además de para el tratamiento agudo de reperfusión, la coronariografía es una herramienta de indudable utilidad en el estudio etiológico de muchos de los otros pacientes. Asimismo coincidimos con ustedes en que deberíamos haber referido específicamente el protocolo de Utstein3, ya que nuestras variables se adaptan a sus recomendaciones, como es el caso de la utilización de la escala Cerebral Performance Category, que sí mencionamos en el apartado de métodos.
En nuestra serie, la mitad de los pacientes incluidos tuvieron buen pronóstico vital y funcional al alta y a los 6 meses. Como es bien conocido, son los primeros eslabones de la cadena de supervivencia los que tienen más impacto en el pronóstico, mientras es relativo el peso de los cuidados tras reanimación4. Dado que en nuestro registro el 92% de las muertes súbitas fueron presenciadas y solamente el 29%, atendidas por los testigos, pensamos que sería interesante apoyar programas de educación sanitaria que animen a la población general a la realización de maniobras básicas de reanimación cardiopulmonar.