Sra. Editora:
Hemos leído con gran interés el artículo publicado en su revista sobre la importancia de la magnitud de la variación de la glucemia en la evaluación del riesgo en el síndrome coronario agudo (SCA)1. Aporta una variante más de glucometría a las ya propuestas por otros autores2, que nos puede ayudar a determinar el riesgo de nuestros pacientes.
Es indudable la relación entre diabetes mellitus y enfermedad coronaria; ésta es la principal causa de muerte de los pacientes diabéticos. La prevalencia de diabetes mellitus es creciente y será mayor debido al aumento de la esperanza de vida y la prevalencia de obesidad en nuestra población3. La tasa de pacientes atendidos en los servicios de cardiología con diabetes y enfermedad coronaria en el mundo real puede alcanzar hoy día el 50%.
Sin embargo, creemos que actualmente no está claro si la hiperglucemia de estrés en el SCA es un marcador o un factor de riesgo, esto es, si es mero espectador del SCA o si tiene un papel real en el daño miocárdico. En todo caso, lo que no está resuelto es si el tratamiento hipoglucemiante es beneficioso en este contexto4, y para ello hay estudios clínicos en marcha sobre este aspecto.
Como el tratamiento de la hiperglucemia de estrés no ha demostrado nada concluyente, creemos que el verdadero énfasis debe estar en la detección de estadios precoces de regulación anormal de la glucosa, fundamentalmente diabetes mellitus oculta (DMO). Esta última situación ya ha demostrado impacto pronóstico en pacientes coronarios3, e iniciar tratamiento hipoglucemiante precoz parece mejorar los eventos en el seguimiento5. Además, podemos mejorar la prevención secundaria y adaptarla a los objetivos del paciente diabético y coronario (lipoproteínas de baja densidad, < 70 mg/dl y presión arterial < 130/80 mmHg). Por lo tanto, sería aconsejable realizar sobrecarga oral de glucosa (SOG) para diagnosticar DMO, aun reconociendo su variable reproducibilidad6 y la escasa información añadida que aporta la DMO en situaciones especiales como el intervencionismo coronario7.
En resumen creemos que, aun siendo útil la glucometría en el SCA, debemos insistir en detectar DMO mediante SOG (indicación clase I, nivel de evidencia B, de las guías europeas)8, porque en este ámbito sí que podemos ayudar con eficacia demostrada a nuestros pacientes.
Artículo subvencionado en parte con una ayuda de investigación de la Red Temática de Investigación Cooperativa en Enfermedades Cardiovasculares RECAVA del Instituto de Salud Carlos III.