Hemos leído el artículo de Abu-Assi et al1 titulado «El riesgo de eventos cardiovasculares tras un evento coronario agudo persiste elevado a pesar de la revascularización, especialmente durante el primer año». Se trata de un interesante análisis retrospectivo de una gran serie de pacientes, pero no podemos negar que un importante acicate para leerlo fue su provocador título, por completo a contracorriente. Por eso nos gustaría comentar algunos de sus hallazgos.
Los antecedentes al respecto, publicados en forma de metanálisis hace 5 y 10 años2,3, son concluyentes al señalar el beneficio en cuanto al pronóstico que la revascularización aporta a los pacientes que presentan síndrome coronario agudo, y ello justifica que en todas las guías clínicas de actuación, incluyendo las últimas guías europeas recién publicadas4, se recomiende el empleo de la coronariografía y la posterior revascularización con el máximo nivel de evidencia disponible. Incluso apoyan su realización en las primeras 24 horas en pacientes de alto riesgo y en menos de 72 horas en los de riesgo moderado. ¿Qué evidencias aporta el estudio que analizamos para discutir estas recomendaciones?
Sin entrar a valorar las limitaciones que los propios autores reconocen, como el carácter retrospectivo, llaman la atención los predictores de eventos encontrados en el análisis multivariable. En la predicción de eventos al año, el único factor modificable es el tabaquismo; ni el uso de fármacos de conocido efecto sobre el pronóstico, ni otras medidas, parecen ser eficaces. Cuando el análisis se extiende a mayor plazo, los resultados son similares. Pero aquí sí se describe una relación entre la ausencia de revascularización y un peor pronóstico. Parece que los pacientes que presentan un síndrome coronario agudo presentan una alta recurrencia de eventos, sin remedio, sin que podamos hacer nada para cambiarlo. Puesto que los resultados no detectan medidas terapéuticas efectivas ni prevención secundaria conocida, salvo (quizá) abandonar el tabaquismo, ¿deberíamos entregarnos al nihilismo terapéutico?
Con estos datos bien podríamos proponer otros muchos títulos para el artículo, igualmente provocadores. Sin duda, un título llamativo induce a la lectura del artículo completo, pero creemos que este ha de ser atractivo, que no sensacionalista, especulativo ni tendencioso. Porque «el sensacionalismo atrae, por su naturaleza, una cantidad desproporcionada de atención, pero puede también causar una desproporcionada tasa de desilusión y distanciamiento de los lectores»5.