Sr. Editor:
El intervencionismo coronario percutáneo (ICP) en lesiones muy calcificadas supone un reto para el cardiólogo intervencionista y con frecuencia es necesario utilizar dispositivos de modificación de la placa, como la aterectomía rotacional (AR), para conseguir las adecuadas expansión y aposición de los stents1. La tomografía de coherencia óptica (OCT) es una nueva técnica de diagnóstico intracoronario de alta resolución que ha mostrado utilidad tanto en el estudio de lesiones ateroscleróticas2 como durante el ICP3,4 y en la evaluación del recubrimiento neointimal de stents5. Describimos los hallazgos mediante OCT en un paciente con lesión calcificada tratado con AR y stents farmacoactivos.
Varón de 79 años, hipertenso y ex fumador, que ingresó por síndrome coronario agudo con descenso del ST en derivaciones V3-V6 y troponina I de 1,6. En el ecocardiograma presentaba función sistólica conservada con hipocinesia apical. La coronariografía evidenció enfermedad severa calcificada de descendente anterior (DA) en segmentos proximal y medio (fig. 1, izquierda) e irregularidades no significativas en la circunfleja y la coronaria derecha. Se decidió proceder a ICP, utilizando AR (Rotablator, Boston Scientific) con oliva de 1,75 mm. Después se introdujo el sistema de OCT (ImageWire, LightLab Imaging) hasta la DA media y se tomaron imágenes durante una retirada motorizada a 2 mm/s con inyección simultánea de contraste a través del catéter guía (técnica «no oclusiva»6). La OCT (fig. 2) reveló gran calcificación (cabezas de flecha), con áreas de calcio circunferencial (fig. 2C). La luz del vaso mostraba un área uniforme con diámetro mínimo de 1,9 mm y múltiples microdisecciones intimales (fig. 2A y B, flechas) producidas por la oliva del Rotablator. Se implantaron dos stents farmacoactivos (Xience V, Abbott Vascular) de 2,75 x 18 y 3 x 18 mm, solapados, con buen resultado angiográfico (fig. 1, derecha). Se estudió nuevamente el segmento tratado mediante OCT, que mostró buenas expansión y aposición de los stents (fig. 2D), sin prolapso de placa hacia la luz del vaso ni disección en los bordes.
Fig. 1. Imagen angiográfica de la lesion calcificada de la descendente anterior (izquierda) y del resultado tras la intervención (derecha).
Fig. 2. Imágenes de tomografía de coherencia óptica tras la aterectomía rotacional. A y B: lesión calcificada (cabezas de flecha) y múltiples microdisecciones intimales (flechas). C: zona de calcificación circunferencial. D: resultado tras la implantación de stent.
La gran resolución (10-20 μm) de las imágenes de OCT permite caracterizar con gran sensibilidad y especificidad las lesiones ateroscleróticas coronarias, que se clasifican en fibrosas (hiperintensas), lipídicas (hipointensas, de bordes poco definidos) y calcificadas (hipointensas, de bordes bien definidos)1. Además, en el contexto del ICP, permite la identificación de disecciones, prolapso de placa a través del stent, mala aposición y tejido neointimal con una elevada sensibilidad3,4, superior a la de la ecografía intracoronaria. La principal limitación es la necesidad de desplazar la sangre del interior del vaso durante la adquisición de imágenes. Suele utilizarse una técnica «oclusiva», mediante un balón de oclusión proximal e inyección de suero a través de su luz7, que resulta técnicamente compleja y produce isquemia transitoria. La técnica alternativa «no oclusiva» utilizada en este caso simplifica considerablemente el procedimiento6.
En nuestro caso, la OCT permitió evaluar el efecto de la aterectomía rotacional en la placa calcificada: una luz arterial uniforme y múltiples micro-disecciones en la pared arterial. Además, fue útil para comprobar la expansión y aposición adecuadas de los stents, que pueden ser problemáticas en lesiones muy calcificadas8 y resultan prioritarias para prevenir la trombosis del stent.