Hemos leído con interés el artículo de Kadoglou et al. sobre la importancia de la vacunación del paciente con insuficiencia cardiaca1. En ese artículo, se destacan el gran impacto negativo que las infecciones tanto por gripe como por neumococo tienen en el paciente con insuficiencia cardiaca y los beneficios que tendría la vacunación de esta población. Ahora bien, aunque la última guía europea de insuficiencia cardiaca recomienda la vacunación contra la gripe y la enfermedad neumocócica2, la última conclusión de los autores es que «se requieren ensayos a gran escala para determinar la seguridad y la eficacia de las vacunas antigripal y antineumocócica en los procesos patológicos de la insuficiencia cardiaca»1.
Sin embargo, nosotros consideramos que, aunque siempre hay que hacer una vigilancia tras la comercialización de cualquier producto sanitario, incluidas las vacunas, con la evidencia actual se deben recomendar ambas vacunas para el paciente con trastornos cardiacos crónicos.
Por ejemplo, en el caso del neumoco, se sabe que, tras una neumonía neumocócica, hasta un 14% de los pacientes sufre insuficiencia cardiaca (de novo o descompensación); el 7,1%, un infarto de miocardio y el 5,8%, un nuevo diagnóstico de arritmia (principalmente fibrilación auricular), que un adulto con insuficiencia cardiaca tiene casi 13 veces más riesgo de hospitalización por neumonía neumocócica que un adulto sano y que el riesgo de complicaciones cardiovasculares tras una neumonía neumocócica es duradero3-6. Además, los costes que la neumonía por neumococo conlleva son enormes7.
En un ensayo clínico de fase 4, aleatorizado, a doble ciego y controlado con placebo, realizado en cerca de 85.000 sujetos de 65 o más años, la vacuna antineumocócica conjugada 13-valente se demostró la eficacia de la vacuna en la prevención de neumonía neumocócica adquirida en la comunidad y enfermedad invasiva por serotipos vacunales8.
En un reciente consenso, firmado por 18 sociedades científicas, incluida la Sociedad Española de Cardiología, se aconseja la vacunación antigripal anual y una dosis única para toda la vida de la vacuna antineumocócica conjugada 13-valente para el paciente adulto con enfermedad cardiovascular crónica9. Es más, dentro del proyecto SEC-PRIMARIA, desarrollado por la Sociedad Española de Cardiología para mejorar la atención al paciente cardiológico fomentando la coordinación entre atención primaria y cardiología sobre diferentes enfermedades como la cardiopatía isquémica o la insuficiencia cardiaca, entre otras, se asume esta recomendación.
Desafortunadamente, la realidad es que el porcentaje de pacientes con cardiopatía crónica vacunados es bajo, sobre todo en el caso de la vacunación antineumocócica, y el médico es el principal responsable, principalmente por la falta de concienciación de este sobre la importancia que la vacunación tiene en esta población10.
Aunque siempre debe haber vigilancia tras la comercialización, no se trataría tanto de buscar más evidencia, sino de difundir más lo importante que es la vacunación de esta población. Conforme aumente el porcentaje de vacunación de nuestros pacientes cardiópatas, menor va a ser el riesgo de que sufran complicaciones, lo que sin duda redundará en menores riesgos de ingresos hospitalarios y muerte y una mayor sostenibilidad del sistema sanitario.
CONFLICTO DE INTERESESV. Barrios ha presentado ponencias para Pfizer-Vacunas y ha participado en el Consenso de vacunación.