Agradecemos el amable interés mostrado por Calle-Urra et al. en nuestro artículo sobre la validez del Conjunto Mínimo Básico de Datos (CMBD) para la investigación de resultados en la atención al síndrome coronario agudo1. Los autores consideran importante destacar los problemas de la calidad de la codificación del CMBD entre las limitaciones de nuestro estudio. Sin embargo, siendo nuestro objetivo evaluar la concordancia entre un registro clínico (DIOCLES) y el CMBD, la calidad de la codificación fue para nosotros una variable de estudio cuyo resultado en modo alguno cabe entender como limitación.
El trabajo publicado en la web del Servicio Murciano de Salud2 en que apoyan sus dudas sobre la calidad del CMBD tiene un objeto diferente del nuestro, trata tangencialmente la calidad de la codificación y lo hace diferenciando diagnósticos —infarto agudo de miocardio con y sin elevación del segmento ST— que nosotros no analizamos. Los autores del trabajo del Servicio Murciano de Salud valoraron como totalidad del universo 897 episodios registrados en 9 hospitales murcianos durante 2 semestres no consecutivos de 2012 y 2013 y, según declaran, consideraron por este motivo innecesario obtener intervalos de confianza, de modo que el alcance de su método es meramente descriptivo y, consecuentemente, no permite inferencia alguna a partir de sus resultados. No obstante, aunque no distinguieron entre infarto agudo de miocardio sin elevación del segmento ST y angina inestable, parece que encontraron un alto grado de coincidencia en la codificación del infarto agudo de miocardio (variable, esta sí, incluida en nuestro estudio), pues únicamente reportan discrepancias en el 3,6% de las historias clínicas revisadas.
En todo caso, según reflejamos en las conclusiones de nuestro estudio, coincidimos en que parece existir un margen de mejora en la calidad de la codificación del CMBD, pero entendemos que este únicamente puede establecerse mediante métodos científicos sometidos a revisión por pares, que deben utilizarse también para evaluar el impacto del cambio de la edición de la Clasificación Internacional de Enfermedades que utiliza el CMBD a partir de 2016.