Sr. Editor:
Hemos leído con gran interés el reciente original de Bodí et al1 donde los autores nos acercan al mundo real del síndrome coronario agudo sin elevación del segmento ST (SCASEST). Sin embargo, hay que señalar que los autores pertenecen a un grupo con gran interés y tradición en la estratificación del SCASEST2, que desarrollan su labor dentro de un hospital universitario con laboratorio de hemodinámica y que, por lo tanto, es posible que haya más de un mundo real.
En ese sentido, presentamos los datos de un hospital comarcal (sin guardia de cardiología ni unidad de cuidados intensivos cardiológica específica) con interés en la mejora de la calidad de actuación ante el SCASEST3. En él se introdujo, de acuerdo con las guías de actuación de la Sociedad Española de Cardiología4, un protocolo de manejo invasivo en el subgrupo de SCASEST de alto riesgo. Durante el año 2003 se recibió a 30 pacientes de este tipo (dolor, cambios en el electrocardiograma y elevación de las troponinas) con una edad media de 72 ± 12 años (69 ± 12 años en el estudio de Bodí). Se pautó antiagregantes al 96,6% (96%), combinación de aspirina y clopidogrel al 86,6%, anticoagulación al 86,6% (89%) e inhibidores de la glucoproteína IIb/IIIa al 43,3% (41%). Se realizó coronariografía al 46,6% (73%) y revascularización al 30% (48%), con una mortalidad intrahospitalaria del 13,3% (4%).
Es evidente que estos datos, comparados con los del grupo de Bodí et al1, son diferentes; sin embargo los 2 grupos tenían «espíritu invasivo» en este tipo de pacientes. Creemos que el motivo principal de esta diferencia es la disponibilidad de laboratorio de hemodinámica en el propio hospital5, aunque otros factores podrían ser el tipo de hospital y servicio clínico que atiende a estos pacientes6, la mayor edad de nuestro grupo7 e incluso una diferente lectura de las guías, que puede variar según la idiosincrasia de cada hospital (así, el grupo de Bodí iniciaba el uso de inhibidores de la glucoproteína IIb/IIIa sólo en el laboratorio de hemodinámica y en nuestro hospital se utilizan en el momento del ingreso hospitalario).
Finalmente, queremos felicitar a Bodí et al por la presentación de sus resultados a la comunidad científica. Es interesante confirmar en la vida real lo que los estudios aleatorizados ya han validado, aunque hemos demostrado que diferentes resultados son posibles, según el medio. Ello, unido a la variabilidad en el acceso al intervencionismo coronario8 (puede doblarse de una comunidad autónoma a otra), nos hace concluir que experimentamos una falta de homogeneización en la atención al SCASEST dentro del territorio nacional. En este sentido, estrategias como el Plan Integral de Cardiopatía Isquémica9 pueden ayudar a mejorar la situación actual.