ISSN: 0300-8932 Factor de impacto 2023 7,2
Vol. 59. Núm. 3.
Páginas 292-293 (Marzo 2006)

José Luis Martínez de Ubago Ruiz de la Cuesta (1943-2005)

José Luis Martínez de Ubago Ruiz de la Cuesta (1943-2005)

Ignacio Galloa

Opciones

Dr. Martínez de Ubago.

El Dr. Martínez de Ubago falleció el 9 de diciembre de 2005 en Vitoria, a los 62 años de edad.

Nacido en Mondragón, cursó sus estudios de Medicina en la Universidad de Valladolid (1962-1967), pasando a trabajar en la Clínica Universitaria de Navarra, en el Departamento Cardiovascular y Respiratorio (1968-1974). Obtuvo el título de Especialista en Aparato Circulatorio por la Universidad de Navarra. En 1974 creó la Sección de Hemodinámica en el Servicio de Radiodiagnóstico del Hospital Marqués de Valdecilla de Santander, en donde permanece hasta octubre de 1987. Es a partir de entonces cuando emprende un nuevo proyecto de creación de diferentes servicios de hemodinámica en centros sanitarios de carácter privado (Policlínica Gipuzkoa de San Sebastián, Clínica Fátima de Vigo, Policlínica San José de Vitoria y Clínica Reyes Católicos de Burgos).

En lugares donde para muchos no parecía posible desarrollar hemodinámica y cirugía cardiaca, nosotros hicimos que fuera no sólo posible sino, además, respetable. Hemos emprendido tantos proyectos...

Como él mismo afirmaba, «he vivido todos los pasos de la navegación intravascular y cardiaca modernas». Su inquietud por la mejora continua le llevó desde sus primeras iniciativas en Pamplona, donde diseñaba catéteres a partir de una bobina de tubos de plástico, hasta su colaboración en la construcción de sofisticados balones de valvuloplastia. Sus estudios sobre la elasticidad valvular mitral por métodos angiográficos, que vieron la luz en 1977, así como los estudios de la dinámica del anillo valvular tricuspídeo y la función ventricular derecha, junto con los factores extravalvulares condicionantes del vaciamiento auriculoventricular izquierdo, supusieron una contribución fundamental al establecimiento de las indicaciones precoces de la cirugía conservadora valvular mitral y tricúspide.

Fue en la década de los ochenta cuando las técnicas de dilatación le llevaron a realizar, el 19 de septiembre de 1980, la primera angioplastia coronaria percutánea en España. Después vinieron las valvuloplastias pulmonares (1982-1983), mitrales (1985) y aórticas (simples, en 1987, o con apoyo de circulación extracorpórea percutánea en 1990).

El Dr. Martínez de Ubago era un hombre inquieto, siempre buscaba nuevos diseños, aplicaciones y técnicas para conseguir realizar los mejores diagnósticos e intervencionismos hemodinámicos posibles para el paciente. Nunca las aguas se apaciguaban a su lado. Cuando no era la técnica manual, era la elaboración del informe médico, la aplicación informática, la transmisión de imágenes inmediatas al médico referente, la conectibilidad entre los diferentes centros asistenciales, etc.

El Dr. Ubago era un hombre extrovertido, amigo de comunicar por aquello de que «nadie te recordará por tus pensamientos secretos», afable y, sobre todo, buen compañero. Los que hemos tenido la fortuna de compartir casi todo con él, profesional y personalmente, nos hemos beneficiado de su compañía, ¡era excelente como compañero de yunta! Siempre empujaba, nunca se conformaba. Quería vivir todo lo rápido que el tiempo permite, adquiriendo el máximo de vivencias. Los tiempos muertos los consideraba despilfarros de vida.

Pero José Luis Martínez de Ubago era también un hombre tímido y amante de los suyos, que recordaba siempre las primeras collejas que recibió cuando en sus primeros exámenes no encontraba casillas suficientes para colocar las letras de sus largos apellidos. Quería tanto a su madre que, a pesar de todo, nunca renunció a poner su apellido materno, ¡aunque fuera haciendo curvas en el margen de la hoja! Como siempre jugó a despistado, se hacía querer en sus disculpas y conseguía salirse del margen y de la norma con mucho gracejo.

Y Ubago era, asimismo, un hombre pícaro. En su juventud, gran deportista. Los que convivimos con él desde su treintena, siempre veíamos las fotos de su infancia y juventud ganando carreras y saltos. Fue en un aniversario de su colegio de Marianistas de Vitoria cuando pudimos ver los originales de aquellas fotos. ¡Las había recortado para ser el primero! ¡Cómo se reía cuando lo descubrimos!

Hombre despistado, o mejor, que se hacía el despistado. Hombre olvidadizo, o mejor, que se hacía el olvidadizo. Eran sus mejores armas, inteligentes, para pulsar la buena fe e intención de quienes le rodeábamos. Se olvidaba de casi nada, sabía muy bien hasta lo que dejaba de hacer. Una de las cosas que más le costaba hacer eran los informes médicos. En el fondo, yo creo que fue su mayor razón para abandonar Valdecilla y comenzar un nuevo periplo profesional, ¡los cientos de informes que le quedaban por hacer...!

Mi querido amigo, mi compañero durante más de 30 años, el Dr. Ubago, deja un legado en el mundo de la hemodinámica y la cirugía cardiaca. Siempre fuimos equipo, complementos, codo con codo, yunta. Hacíamos ese papel entrenado de hombre bueno-hombre malo. Sin desconfianzas, sin reproches. A sabiendas de nuestra complementariedad, quizás por ser irrepetible en la actualidad. Seguiré el camino que juntos dibujamos a base de esfuerzo personal, dedicando a ello nuestra vida y nuestra economía.

¡Te echamos de menos! ¡Te echaré mucho de menos! Muy fuerte el dolor de haberte perdido, pero ¡peor hubiera sido no haberte conocido!





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