El pasado 29 de abril fallecía, a los 78 años de edad y debido un desafortunado accidente, Richard S. Cooper, reconocido cardiólogo y epidemiólogo de referencia mundial. Profesor emérito del Department of Public Health Sciences at Loyola University de Chicago, había trabajado con anterioridad en la Northwestern University (1976-1981) y en el Cook County Hospital (1978-1989) de la misma ciudad. A lo largo de su vida académica, recibió numerosas becas y premios. Su investigación se centró en la prevención de las enfermedades cardiovasculares, especialmente en el estudio de los factores de riesgo, tanto clásicos (hipertensión arterial, obesidad y diabetes mellitus) como genéticos, así como en la influencia de las desigualdades socioeconómicas y factores étnico-raciales en la mortalidad cardiovascular en Estados Unidos y en países africanos. A lo largo de su vida publicó numerosos estudios y libros sobre este tema.
Su relación con la Sociedad Española de Cardiología se remonta al año 2007, cuando fue ponente invitado en el Congreso de las Enfermedades Cardiovasculares que nuestra Sociedad celebró en Madrid ese año. Su charla «Nuevas aportaciones en etiología, diagnóstico y tratamiento de la hipertensión arterial» tuvo una fantástica acogida entre los asistentes al congreso. En 2008 pasó un año sabático en Valencia como profesor visitante de la Cátedra de Biomedicina de la Universidad de Valencia concedida por la Fundación BBVA. Durante esta estancia, colaboró en el estudio ESCARVAL-RISK, diseñado para construir mapas epidemiológicos cardiovasculares en la Comunidad Valenciana. Este estudio de cohortes analizó la relación entre los factores de riesgo y la mortalidad total, las incidencias de enfermedad coronaria y de accidente cerebrovascular y permitió establecer una escala de riesgo cardiovascular. De esta investigación surgieron numerosas publicaciones que compartió con reconocidos cardiólogos de nuestra Sociedad, como Ginés Sanz y Vicente Bertomeu.
Tuve la suerte de conocerlo durante mi estancia en Estados Unidos y nuestra amistad persistió a lo largo de los años. Era una persona afable y próxima, siempre dispuesta a colaborar y ayudar. Amante de su familia y de sus paseos en bicicleta, tanto por Valencia, cuando vivió allí, como por el condado de Door (Wisconsin), disfrutaba en ellos de los colores otoñales. Desde estas líneas, queremos enviar nuestro más sentido pésame a su familia y amigos. Descanse en paz.