Agradecemos a Sánchez-Quintana et al. su interés por el artículo de Antúnez Montes1. Si entendemos correctamente sus principales mensajes y preocupaciones, han seguido malinterpretando el protocolo original de disección de Torrent-Guasp, insistiendo en que se basaba en «límites anatómicos preexistentes» imaginarios y creaba así algunos «planos de división» imaginarios.
Aunque el principio de la disección cardiaca basado en la orientación de la fibra predominante en un punto dado, junto con el compendio histológico básico, se ha presentado y explicado con detalle muchas veces2–5, con todas sus ventajas e inconvenientes, parece que alguna corriente de pensamiento sigue sin comprender el principio de «predominancia» en la matriz de fibras miocárdicas. Edward Sallín incluso demostró con modelos matemáticos la necesidad de fibras helicoidales para conseguir un trabajo miocárdico cercano a la fracción de eyección del 90%6.
Esta correlación1 está motivada por las formas peculiares en que los hematomas intramiocárdicos disecantes posteriores a un infarto diseccionan planos de escisión en las áreas descritas por la banda helicoidal7 y, evidentemente, sin la intervención de un disector. Tal como ya se ha mencionado, la función miocárdica es el rasgo distintivo para determinar la credibilidad de la estructura1,5.