Introducción
Dr. Luis Rodríguez Padial
Presidente del Comité Científico del Congreso
Comité ejecutivo
Comité de evaluadores
Índice de autores
Introducción y objetivos: Los pacientes que presentan un síndrome coronario agudo (SCA) y algún grado de insuficiencia renal crónica (IRC) tienen una mayor tasa de mortalidad y hemorragias, recibiendo en menor medida terapias recomendadas. Los nuevos antiagregantes orales (NAO: prasugrel y ticagrelor) han demostrado un perfil de eficacia mejor en pacientes tanto con función renal normal como IRC. Pero el clopidogrel continua como principal antiagregante. El objetivo es describir las diferencias en el manejo entre pacientes con IRC y función renal conservada, en particular en el uso de NAOs.
Métodos: Presentamos los resultados de un registro multicéntrico donde se incluyeron pacientes con SCA de 3 hospitales terciarios. La función renal fue calculada mediante la fórmula de Cockroft-Gault, dividiendo la población a estudio en 2 grupos, en IRC (eGFR < 60 mL/min) o función renal conservada (eGFR ≥ 60 mL/min). Se realizó un seguimiento a 3 meses, recogiendo los eventos isquémicos (muerte, infarto de miocardio e ictus) y los hemorrágicos (sangrado mayor y menor TIMI).
Resultados: Desde enero de 2014 hasta diciembre de 2015, 1718 pacientes con SCA (sin elevación del ST 66,6%, con elevación del ST 33,3%) fueron incluidos en el registro. De todos ellos, 436 (25,3%) tenían algún grado de disfunción renal. Los pacientes con IRC eran mayores (75,2 ± 11,1 frente a 63,2 ± 12,0 años) y presentaban una prevalencia más alta de factores de riesgo cardiovascular, principalmente hipertensión (87,2 frente a 60,9%, p < 0,001) y diabetes (51,4 frente a 33,4%, p < 0,001). Los pacientes con IRC presentaron mayor riesgo GRACE (167,7 ± 45,6 frente a 130,3 ± 38,2; p < 0,001), y mayor extensión de la enfermedad coronaria (vasos afectados; 2,1 ± 1,1 frente a 1,8 ± 1,1; p = 0,001). Pero recibieron en menor medida cualquier tipo de revascularización (60,9 frente a 78,7%; p < 0,001). Los NAO fueron prescritos en menor medida en pacientes con IRC (17,2 frente a 42,0%; p < 0,001). A los 3 meses de seguimiento, se observó un tasa de eventos isquémicos mayor en pacientes con IRC (11,5 frente a 7,1%; p = 0,007), pero la tasa de eventos hemorrágicos fue similar (5,6 frente a 4,2%; p = 0,348).
Conclusiones: A pesar del mayor perfil de riesgo presentado por los pacientes con IRC este grupo fue revascularizado en menor medida. Aunque presentaron mayor incidencia de eventos isquémicos, no fue así en cuanto a eventos hemorrágicos. Sin embargo, el uso de NAOs fue menor que en pacientes con función renal conservada.