Introducción
Dr. Héctor Bueno
Presidente del Comité Científico del Congreso
Comité ejecutivo
Comité de evaluadores
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Índice de autores
Introducción y objetivos: Se ha expuesto la hipótesis de que el SARS-CoV-2 se une a la enzima ACE2 para infectar a las células. Dicha enzima se encuentra aumentada en sujetos tratados con IECA o con ARA-II, pudiendo facilitar la entrada del virus en células humanas, con mayor riesgo de infección sintomática o grave. El objetivo del presente estudio es analizar si los fármacos clásicos con actividad neurohormonal empleados en el tratamiento de la insuficiencia cardíaca (IC) crónica aumentan la mortalidad en pacientes con PCR positiva para SARS-Cov-2 y diagnóstico previo de IC y/o FEVI < 40% (IC crónica).
Métodos: Pacientes consecutivos con PCR de SARS-Cov-2 positiva realizada entre el 1 de marzo y el 20 de abril del 2020 en un hospital de tercer nivel que tuvieran diagnóstico previo de IC y/o FEVI < 40% con análisis de su tratamiento farmacológico de base.
Resultados: De un total de 1476 pacientes con PCR positiva para SARS-Cov-2, se incorporaron finalmente en el análisis un total de 98 pacientes con diagnóstico previo de IC y/o FEVI < 40%. Al comparar a los pacientes COVID-19 positivos con y sin antecedentes de IC crónica, se aprecia que los primeros eran con mayor frecuencia de edad más avanzada (edad 81,9 ± 11,9 vs 64,6 ± 20,9; p < 0,001), tenían un perfil de riesgo cardiovascular claramente más elevado y más antecedentes de FA/Flutter (57,1 vs 8,2%; p < 0,001). Fallecieron 65 pacientes con IC crónica y 479 sin la misma (65,3 vs 35,0%; p < 0,001). Los pacientes con IC crónica reciben, con diferencia significativa, más tratamiento farmacológico específico para su condición clínica (tabla). Un análisis multivariable ajustado por sexo y edad mostró que los pacientes con diagnóstico de IC crónica y tratamiento con betabloqueantes [HR 1,07 (IC95% 0,62-1,87)], IECA/ARAII [HR 0,83 (IC95% 0,50-1,38)] y antagonistas de la aldosterona [HR 1,10 (IC95% 0,64-1,90)] no presentaban una mayor mortalidad tras la infección por SARS-CoV-2. Por otro lado, la retirada de dichos fármacos en esta población de pacientes tampoco llevó asociada una mayor incidencia de insuficiencia cardiaca o mortalidad.
Tratamiento farmacológico según condición preexistente |
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Variable |
Todos los pacientes (N = 1.476) |
Sin antecedente de IC crónica (n = 1.378) |
Antecedente de IC crónica (n = 98) |
p |
IECA o ARA II |
534 (36,2%) |
479 (34,8%) |
55 (56,1%) |
< 0,001 |
Antialdosterónicos |
52 (3,5%) |
22 (1,6%) |
30 (30,6%) |
< 0,001 |
Sacubitrilo/valsartán |
9 (0,6%) |
2 (0,2%) |
7 (7,1%) |
< 0,001 |
Beta-bloqueantes |
236 (16,0%) |
172 (12,5%) |
64 (65,3%) |
< 0,001 |
Diuréticos |
349 (23,6%) |
283 (20,5%) |
66 (67,4%) |
< 0,001 |
Inhibidores de la SGLT2 |
20 (1,4%) |
16 (1,2%) |
4 (4,1%) |
0,016 |
Conclusiones: La hipótesis de empeoramiento clínico al mantener IECA o ARA-II defendida por ciertos autores al inicio de la pandemia por COVID-19 no se confirma en nuestro estudio, si bien su retirada tampoco se asocia a mayor morbimortalidad intrahospitalaria.