Agradecemos a los autores su interés por nuestro artículo1. En primer lugar, estamos de acuerdo, y resaltamos el hecho de que el diagnóstico diferencial de la doble respuesta ventricular debida a la doble fisiología del nódulo auriculoventricular respecto a la extrasistolia hisiana bigeminada es difícil. En un intento de diferenciar la doble respuesta ventricular y la extrasistolia hisiana bigeminada, recurrimos al artículo publicado por Massumi et al2 en el que se afirma que, en caso de parasístole de la unión, el intervalo entre las extrasístoles de la unión tiende a ser bastante fijo y se observan dos variables, PR1 y PR2. Nosotros observamos unos intervalos PR2 ligeramente variables, tal como se muestra en la figura 1. Además, los intervalos R2R2 no eran fijos. Sin embargo, esto no descarta por completo el diagnóstico de parasístole de la unión, lo cual concuerda con lo afirmado anteriormente por Massumi et al2. Otros electrocardiogramas del paciente (no publicados) mostraban un fenómeno similar de dos complejos QRS después de una onda P. Las frecuencias sinusales observadas en estos electrocardiogramas diferían entre 60 y 73 lpm, con un valor que era el doble exacto de la frecuencia ventricular. Esto hace que la parasístole de la unión sea menos probable, a menos que las extrasístoles estén desencadenadas por una conducción normal. Otro electrocardiograma disponible mostraba un alargamiento del PR2 hasta que una onda P se siguió de un solo complejo QRS, lo cual indica un patrón de tipo 1 de un bloqueo auriculoventricular de segundo grado en la vía lenta. Esto no pudo confirmarse en el estudio de electrofisiología. Aunque no cartografiamos detalladamente la región de His, revisamos retrospectivamente el patrón de activación del haz de His. El potencial de His aparecía en el electrodo bipolar proximal ligeramente antes que en el electrodo distal, tanto en AH1 como en AH2. Según lo indicado por los autores y lo publicado por Eizmendi et al3, habría sido de esperar una inversión del patrón de activación con las extrasístoles de la unión.
En conclusión, estamos de acuerdo con los autores en que la distinción entre una doble respuesta ventricular y una parasístole de la unión es difícil y en que los criterios que se han publicado sólo aumentan o reducen la probabilidad. En nuestro caso, la mayor parte de los criterios publicados apuntaban a una doble respuesta ventricular. Sin embargo, el diagnóstico final se estableció con la interrupción satisfactoria de la arritmia mediante la ablación de la cara posterior del triángulo de Koch; en otras palabras, la ablación de la vía lenta.