Sra. Editora:
Se presenta el caso de una mujer de 82 años con estenosis aórtica grave ingresada por insuficiencia cardiaca en clase funcional III de la New York Heart Association. Dado el alto riesgo quirúrgico (EuroSCORE, 24%) y la comorbilidad asociada, se desestimó el recambio quirúrgico y se decidió el implante de prótesis aórtica transcatéter.
El procedimiento se realizó mediante abordaje femoral, implantándose una prótesis CoreValve de 26mm mediante la técnica habitual1. Se observó insuficiencia aórtica moderada-grave por implantación baja de la prótesis (Figura 1A), y se intentó la recolocación mediante tracción con un catéter lazo (Figura 1B).
Figura 1. A: imagen angiográfica que muestra insuficiencia aórtica moderada-grave por implantación baja de la prótesis. B: tracción mediante catéter lazo. C: desplazamiento de la prótesis a aorta ascendente; se observa la permeabilidad de los troncos supraaórticos. D: implante de segunda prótesis. E: seguimiento ecocardiográfico que muestra la situación de ambas prótesis. F: imagen de tomografía computarizada que muestra la situación de ambas prótesis.
Tras unos minutos de tracción continua, la prótesis migró hacia la aorta ascendente, donde quedó fija. Se realizaron varias proyecciones angiográficas y se comprobó que la prótesis no se desplazaba y que los troncos supraórticos se encontraban permeables (Figura 1C).
Se implantó sin complicaciones una segunda prótesis (Figura 1D), desapareció el gradiente y la insuficiencia aórtica residual fue ligera.
En el seguimiento ecocardiográfico, se comprobó el correcto funcionamiento de la prótesis y su estabilidad (Figura 1E). A los 9 meses del procedimiento, la paciente fue diagnosticada de una neoplasia ósea con metástasis pulmonares y en la tomografía computarizada de tórax se pudo observar la posición de ambas prótesis (Figura 1F), sin modificaciones desde el implante.
La mala posición y la migración de las prótesis aórticas son complicaciones ya descritas2,3,4; en la mayoría de los casos, se aboga por intentar recapturarla o desplazarla hasta la aorta descendente. En el caso aquí presentado se muestra la seguridad de dejar una prótesis en la aorta ascendente si se encuentra estable y no compromete el flujo de los troncos supraórticos.
Autor para correspondencia: cruzgonzalez.ignacio@gmail.com