Sra. Editora:
La coordinación entre niveles asistenciales es indispensable para buscar una mayor eficiencia en la atención sanitaria. Las causas de la falta de coordinación son diversas: desconocimiento, comunicación deficiente, insuficiente protocolización, sobrecarga asistencial y otras barreras del sistema.
El modelo de atención integrada en cardiología1 transformó el sistema tradicional, con tres niveles separados, en un modelo integrador en el que un cardiólogo hospitalario trabaja en el equipo de atención primaria. Se aplicó el uso de tecnología de la información y comunicación, historia clínica compartida y plataforma informática para la transmisión de información, pero se fomentó especialmente el contacto personal entre profesionales. Las sesiones de consultoría, la disponibilidad de consultas inmediatas mediante teléfono móvil o correo electrónico y la elaboración de guías clínicas consensuadas fueron herramientas fundamentales para la coordinación.
El objetivo no fue buscar la reducción de las visitas sucesivas, sino mejorar la atención a los pacientes mediante la integración. El equipo de atención primaria adquirió el protagonismo en el control crónico de los pacientes estables, con el cardiólogo como consultor, y este se centró en la valoración de nuevas enfermedades y seguimiento de los pacientes que requerían un control más específico.
No compartimos la opinión de que la responsabilidad de la salud deba recaer exclusivamente en el médico de familia y el ciudadano. La integración debe favorecer la corresponsabilidad del equipo de atención primaria y el cardiólogo, mediante el trabajo multidisciplinario2. Los gestores, la administración y las sociedades científicas son también corresponsables al organizar, distribuir e influir en los recursos.
Creemos que las tecnologías de la información y comunicación deben tener un papel importante en la asistencia integrada en salud, pero son herramientas complementarias al trabajo de los profesionales. No siempre los avances tecnológicos se acompañan de mejoras demostradas para los pacientes3. A pesar de que resulta razonable su utilidad, el impacto de la e-Salud deberá demostrarse de forma objetiva.
Autor para correspondencia: cfalces@clinic.ub.es