Actualmente, la insuficiencia cardíaca es un importante problema sanitario en los países desarrollados y se estima que afecta a un 1-2% de la población general. Este hecho, unido a los ingresos hospitalarios frecuentes, hacen que esta enfermedad consuma cerca del 2% de todos los recursos sanitarios. Por otro lado, la insuficiencia cardíaca permanece como una enfermedad con altas tasas de mortalidad e ingresos hospitalarios y afecta de una manera importante a la calidad de vida de estos enfermos.
Hace pocos años, la terapia de resincronización cardíaca (TRC) ha emergido como un tratamiento eficaz en pacientes con insuficiencia cardíaca avanzada, trastornos de la conducción y baja fracción de eyección. Así, esta técnica mejora la calidad de vida y la clase funcional, disminuye los ingresos hospitalarios y reduce la mortalidad de estos pacientes. En estudios recientes se ha demostrado también que la TRC es beneficiosa desde un punto de vista económico, produciendo una reducción de los costes sanitarios en los pacientes tratados. Hay pocos análisis de la relación coste-eficacia de la TRC comparada con el tratamiento médico convencional. Sin embargo, los resultados muestran que el coste adicional por calidad de vida ajustada por año ganado con la TRC es similar al de otros tratamientos empleados en la insuficiencia cardíaca.