Palabras clave
INTRODUCCIÓN
La prolongación del intervalo QT predispone a la aparición de arritmias ventriculares potencialmente fatales. Es conocida su asociación con múltiples fármacos, como antiarrítmicos, antibióticos y antihistamínicos, y también se ha relacionado con alteraciones electrolíticas y metabólicas1-3. La metadona es un opioide sintético que, con frecuencia, se utiliza para el tratamiento de la adicción a la heroína y el dolor crónico. En general, es bien tolerada y tiene escasos efectos secundarios, aunque hay dudas respecto de su seguridad4. Recientemente se ha indicado que el tratamiento con dosis elevadas de metadona podría asociarse con la presencia de arritmias ventriculares5,6. Presentamos 4 casos de pacientes con prolongación del intervalo QT y torsade de pointes (TdP) durante el tratamiento de mantenimiento con metadona.
CASOS CLÍNICOS
Presentamos a 4 pacientes, 3 varones y 1 mujer, sin antecedentes de cardiopatía conocida, que acudieron a urgencias por episodios sincopales. Las características de los pacientes se resumen en la tabla 1. Todos ellos seguían tratamiento crónico con metadona, aunque sólo uno de ellos en dosis > 200 mg/día.
Tres pacientes estaban infectados por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), aunque sólo 1 tomaba terapia antirretroviral.
Los trazados electrocardiográficos y la monitorización mostraban ritmo sinusal, intervalo QT corregido prolongado y rachas de taquicardia ventricular polimórfica autolimitada tipo TdP (fig. 1), que en 2 de ellos degeneró a fibrilación ventricular que precisó cardioversión eléctrica.
Fig. 1. Se observa la prolongación del intervalo QTc y un episodio de taquicardia ventricular polimórfica.
Los parámetros bioquímicos pusieron de manifiesto bajas concentraciones de potasio en sangre en 2 casos, mientras que los valores de calcio y magnesio fueron normales en todos ellos. Además, se detectó la presencia de diversos tóxicos en la orina.
El ecocardiograma mostró disfunción biventricular severa en uno de los pacientes; la función ventricular del resto era normal. Tras suspender la administración de metadona e iniciarse el tratamiento con sulfato de magnesio, perfusión de isoproterenol y suplementos de potasio, desaparecieron las taquicardias ventriculares polimórficas en las primeras horas de su ingreso. A los 2-3 días se reintrodujo el tratamiento con metadona en sus dosis habituales, y se normalizó progresivamente el intervalo QTc en 3 casos, ya que el cuarto solicitó el alta voluntaria antes de completar el estudio.
DISCUSIÓN
La metadona es un fármaco ampliamente utilizado en el tratamiento de la adicción a la heroína y el dolor crónico desde hace más de 3 décadas. En general, es bien tolerada, tiene escasas reacciones adversas y, hasta hace poco, eran desconocidos sus efectos cardíacos. De hecho, en 2001, la Food and Drug Administration suspendió la vigilancia sobre los tratamientos con metadona por considerarla segura y se recomendó expandir y flexibilizar el tratamiento de la dependencia a la heroína con este fármaco5. Aunque algunos grupos de expertos no incluyen el tratamiento con metadona como causa de prolongación del intervalo QT1 y otros sólo consideran improbable esta posibilidad4, recientemente se han comunicado varios casos de taquicardias polimórficas en relación con el tratamiento con dosis elevadas de metadona6,7.
En estudios experimentales se ha encontrado que la metadona puede afectar a múltiples parámetros de la función cardíaca mediante varios mecanismos. La estimulación de los receptores opiáceos tiene un efecto cronotrópico negativo, que es un conocido factor predisponente de TdP. Además, in vitro, la metadona inhibe la corriente rectificadora de los canales de potasio I (HERG) o corriente Ikr prolongando el potencial de acción de las células cardíacas y, en consecuencia, el intervalo QT8. Este último es el mismo mecanismo que explica la prolongación adquirida del intervalo QT provocada por la administración de otros fármacos1,4. En concordancia con estos resultados, en estudios clínicos posteriores se ha demostrado que la iniciación del tratamiento con metadona en pacientes adictos a la heroína se sigue de una prolongación significativa del intervalo QT9.
Gil et al7 han comunicado una serie de 4 casos de prolongación del intervalo QT y TdP en 3 de ellos, en pacientes infectados por el VIH, en tratamiento antirretroviral y con altas dosis de metadona. La terapia antirretroviral, especialmente los inhibidores de las proteasas, como el nelfinavir, puede ocasionar importantes interacciones farmacológicas con la metadona, por medio de la inducción o inhibición de la isoenzima CYP3A4 del citocromo P450, a través del cual se metaboliza. La administración conjunta de nelfinavir y metadona puede alterar considerablemente las concentraciones plasmáticas de esta última, lo que posibilita tanto la aparición de síndrome de abstinencia como la intoxicación.
Al igual que la mayoría de los pacientes de los estudios previos6,7, los nuestros presentaban algún factor de riesgo asociado en relación con la prolongación del intervalo QT, como la hipopotasemia, la ingesta de fármacos con efecto en la duración del intervalo QT y/o la presencia de cardiopatía estructural. En el primer y tercer casos destaca la presencia de hipopotasemia y la administración conjunta de benzodiacepinas en dosis elevadas. El segundo tomaba unas dosis de metadona muy superiores a las recomendadas, con valores inconstantes debido a la interacción con la terapia antirretroviral y la automedicación. Además, presentaba disfunción ventricular severa y estaba siendo tratado con gabapentina, al igual que un tercio de los pacientes del estudio de Krantz et al6. En todos los casos se continuó el tratamiento con metadona, y fue la supresión de los factores desencadenantes la que condujo a la normalización del intervalo QT y a la desaparición de las arritmias.
En conclusión, la metadona debería incluirse entre los fármacos que pueden producir la prolongación del intervalo QT y TdP. Debe valorarse bien la relación riesgo-beneficio antes de asociarla con otros fármacos que prolonguen la repolarización o interfieran con su metabolismo. En este caso, se debe controlar la duración del intervalo QTc antes y después del tratamiento combinado, así como cuando se pauten dosis elevadas de metadona, y se debe suspender el tratamiento en caso de prolongaciones que provoquen una duración del intervalo QTc > 500 ms1,4.
Correspondencia: Dr. J. Almendral Garrote.
Servicio de Cardiología. Hospital Gregorio Marañón.
Dr. Esquerdo, 46. 28007 Madrid. España.
Correo electrónico: almendral@medifusion.com