Sr. Editor:
Hemos leído con gran interés el artículo recientemente publicado por Ruiz-Meana et al1 sobre la fisiopatología del daño miocárdico por isquemia-reperfusión y sus nuevas oportunidades terapéuticas en el infarto agudo de miocardio (IAM). Los autores deberían ser congratulados por su puesta al día. Sin embargo, quisiéramos hacer hincapié de que hay datos mecanísticos experimentales que establecen una relación causa-efecto entre la producción de radicales libres del oxígeno y su papel fisiopatológico como posible diana terapéutica en el IAM.
Al restaurar el flujo sanguíneo en corazones isquémicos, se producen radicales libres derivados del oxígeno tales como el anión superóxido, los radicales hidroxilos y el peróxido de hidrógeno, que pueden dañar las membranas celulares2. Los tres principales mecanismos de daño por radicales libres son la peroxidación de lípidos, la oxidación de las proteínas y la rotura-alteración del ADN. Los radicales superóxido pueden generar radicales hidroxilo por dos vías. Una de ellas involucra la participación del óxido nítrico por la formación de un compuesto denominado peroxinitrito, compuesto tóxico, inestable y altamente reactivo que causa peroxidación de lípidos y daño miocárdico2.
La melatonina es una indolamina producida principalmente y con ritmo circadiano por la glándula pineal. Regula diversas funciones fisiológicas y neuroendocrinas, a través de receptores específicos o de forma directa en orgánulos subcelulares. Inicialmente se describieron sus acciones en relación con el eje neuroendocrino-reproductivo3. No obstante, numerosas observaciones realizadas posteriormente han puesto en evidencia sus múltiples funciones inmunomoduladoras, tanto en la vertiente celular como en la humoral, y su actividad antioxidante4.
Diversos estudios clínicos realizados en humanos han revelado una relación entre concentración sérica de melatonina y enfermedad arterial coronaria4. La observación de que pacientes con enfermedad coronaria tienen concentraciones nocturnas de melatonina reducidas y que su concentración en pacientes con IAM es menor que en los sujetos controles indica que esta disminución nocturna de la melatonina se debería, al menos en parte, a sus efectos antioxidantes, concretamente a su capacidad para actuar como recolector de radicales libres generados en las primeras horas del IAM5. No obstante, hasta el momento se desconoce si este hallazgo es causa, efecto o incluso una característica relacionada con una función cardiovascular deteriorada4. Se han descrito dos posibles mecanismos que podrían explicar los efectos antioxidantes de la melatonina en los pacientes con IAM: a) por acción directa como recolector de radicales libres, desintoxicando especies reactivas de oxígeno y nitrógeno por vías no enzimáticas, de lo que resultaría la formación de otro potente antioxidante: N1-acetil-N2-formil-5-metoxiquinuramina, y b) mediante un mecanismo de acción indirecta por la estimulación de varias enzimas antioxidantes y la estabilización de la fluidez de las membranas6.
La melatonina, por sus propiedades antioxidantes y antiinflamatorias, ha mostrado resultados beneficiosos, con un efecto protector significativo en varios modelos experimentales de daño por reperfusión4. Los resultados experimentales han aportado evidencias sólidas para considerar la melato-nina como uno de los componentes esenciales del sistema de defensa antioxidante de los organismos4.
Esta evidencia científica disponible ha llevado a nuestro grupo a realizar un ensayo clínico en fase II para demostrar la inhibición del daño por reperfusión administrando melatonina inmediatamente antes de la intervención coronaria percutánea en pacientes con IAM7. La melatonina es una molécula endógena, de escasos efectos secundarios y de bajo coste económico. Su naturaleza lipofílica le permite atravesar con extrema facilidad las membranas celulares y acceder a los compartimentos celulares en los que se originan radicales libres derivados del oxígeno.