Sra. Editora:
Hemos leído con gran interés los resultados globales del estudio de Bosch et al1, del grupo REGICOR, sobre el impacto de la apertura de un nuevo laboratorio de hemodinámica en un área geográfica concreta, recientemente publicado en Revista Española de Cardiología .
Este trabajo muestra unos hallazgos relevantes en una pequeña muestra de pacientes en relación con otros trabajos similares. Estos trabajos previos muestran resultados contrapuestos, según refieren los autores en la discusión del artículo2, 3, sobre el beneficio de realizar coronariografía y eventual revascularización (primordialmente percutánea) a pacientes atendidos por un infarto agudo de miocardio. No obstante, en el estudio que comentamos, los pacientes con infarto atendidos tras la apertura de una sala de hemodinámica en el entorno REGICOR, que no realizaba procedimientos revascularizadores in situ, mostraron mejor supervivencia a 30 días.
En trabajos previos, como los autores reconocen, el beneficio de una mayor disponibilidad de salas de hemodinámica parece justificarse por la mayor utilización de tratamientos médicos basados en la evidencia3, como los bloqueadores beta y las estatinas, que muestran una fuerte asociación con la supervivencia a corto plazo. Otra variable clínica importante que pudiera justificar la mortalidad a 30 días sería el retraso en aplicar fibrinolisis. ¿Cómo influyeron estas variables en el modelo multivariable presentado en la figura 1?
Finalmente nos gustaría felicitar a los autores por este trabajo tan interesante que debate sobre la importancia de aumentar la disponibilidad de procedimientos diagnósticos como la coronariografía, que faciliten el tratamiento óptimo de los pacientes con infarto, incluida la revascularización coronaria. Quizá la razón de estos buenos resultados sea la utilización de esta herramienta diagnóstica, que conlleva más revascularizaciones de pacientes con mayor riesgo, justo los que más lo necesitan. Registros previos en nuestro medio, como el DESCARTES, mostraban menos uso de estas intervenciones en los pacientes que más lo necesitan, los que tienen más riesgo4, y alejaban la eficacia de la eficiencia de ciertas intervenciones diagnósticas y terapeúticas5. Trabajos como el presentado aportan un importante mensaje sobre la utilidad de herramientas diagnósticas y terapéuticas para los pacientes con infarto agudo de miocardio.
FinanciaciónArtículo subvencionado en parte con una ayuda de investigación de la Red Temática de Investigación Cooperativa en Enfermedades Cardiovasculares RECAVA del Instituto de Salud Carlos III.
Autor para correspondencia: jimeneznavarro@secardiologia.es