Introducción
Dr. Arturo Evangelista Masip
Presidente del Comité Científico del Congreso
Comité ejecutivo
Comité de evaluadores
Índice de autores
Introducción y objetivos: La revascularización percutánea en pacientes con fibrilación auricular (FA) implica añadir antiagregación al tratamiento anticoagulante. Este escenario supone un reto para el cardiólogo que debe individualizar según el riesgo isquémico y hemorrágico de cada paciente a la hora de decidir el régimen terapéutico más adecuado.
Métodos: Estudio observacional prospectivo de pacientes tratados con anticoagulantes orales directos (ACOD) y doble antiagregación (triple terapia-TT) o antiagregación simple (doble terapia-DT). Analizamos las características clínicas y la actitud terapéutica elegida según la incidencia de eventos adversos: mortalidad cardiovascular, infarto no mortal, restenosis o trombosis de stent e ictus isquémico y hemorragias mayores (BARC > 3) en el seguimiento a un año.
Resultados: Se incluyeron 74 pacientes (edad media 75,4 ± 8,7 años; 27% mujeres). La comorbilidad, el riesgo trombótico y hemorrágico fueron elevados (I. Charlson 5,2 ± 1,6; CHA2DS2-VASc 3,5 ± 1,2; HAS-BLED 2,6 ± 0,8 respectivamente). El resto de características basales se muestran en la tabla. El 23% (17 pacientes) recibieron rivaroxabán, el 44,6% (33 pacientes) apixabán y el 32% (24 pacientes) dabigatrán. El 29,7% recibieron DT, de los que recibieron TT la duración media fue 3,6 meses, siendo lo más frecuente 1 mes, el 19% recibieron TT más de 3 meses. El 49% recibieron dosis de ACOD reducida. La mortalidad global fue 8,2% (6), 4 pacientes (6%) fallecieron de causa cardiovascular, 25 pacientes (32,9%) sufrieron algún evento adverso, hubo 2 hemorragias mayores, un IAM, una embolia periférica, un ictus y 16 pacientes (24,76%) requirieron ingreso. Los factores relacionados con la aparición de eventos fueron la arteriopatía periférica, FEVI < 50%, I. Charlson y CHA2DS2-VASc altos. El sexo femenino, la edad avanzada, diabetes, insuficiencia renal grave y HAS-BLED alto también fueron más frecuentes entre los pacientes con eventos, pero sin alcanzar la significación estadística. Sin embargo la elección de DT o TT, su duración y la dosis de ACOD no fue diferente entre los pacientes que sufrieron eventos y los que no.
Características basales y resultados |
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No MACE 67,1%(49) |
Sí MACE 32,9%(25) |
p |
Total (n = 74) |
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Características basales y tratamiento |
Mujeres |
20,4% (10) |
40% (10) |
0,07 |
27% (20) |
Edad (años) |
74,5 ± 8,3 |
77 ± 9,7 |
0,25 |
75,2 ± 8,8 |
|
DM II |
33,3% (32) |
56% (11) |
0,06 |
41,1% (30) |
|
HTA |
85,7% (42) |
88% (34,4%) |
0,78 |
86,5% (64) |
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Tabaquismo |
18,8% (9) |
12% (3) |
0,76 |
16,4% (12) |
|
I. renal grave (ClCr < 30) |
4,1% (2) |
16% (4) |
0,08 |
8,1% (6) |
|
Hb inicial |
13,8 ± 2,2 |
13,4 ± 2,3 |
0,72 |
13,6 ± 2,3 |
|
HAS-BLED |
2,5 ± 0,8 |
2,8 ± 0,7 |
0,09 |
2,6 ± 0,8 |
|
CHA2DS2-VASc |
3,2 ± 1 |
4 ± 1,4 |
0,013 |
3,5 ± 1,2 |
|
FEVI < 50% |
32,7% (16) |
60% (15) |
0,024 |
41,9% (31) |
|
Arteriopatía periférica |
12,2% (6) |
32% (8) |
0,04 |
18,9% (14) |
|
I. Charlson |
4,5 ± 2,1 |
6,5 ± 2,9 |
0,002 |
5,2 ± 1,6 |
|
Angiagregación por SCA |
78,7% (37) |
73,9% (17) |
0,65 |
77,1% (54) |
|
Doble terapia |
26,5% (13) |
36% (9) |
0,39 |
29,7% (22) |
|
Dosis reducida |
43,8% (21) |
60% (15) |
0,18 |
49,3% (36) |
|
Duración triple terapia > 3 meses |
19,2% (5) |
18,2% (2) |
0,94 |
18,9% (7) |
|
Hallazgos angiográficos y procedimiento |
Enfermedad multivaso |
51% (25) |
60,9% (14) |
0,43 |
54,2% (39) |
Revascularización completa |
69,4% (34) |
59,1% (13) |
0,39 |
66,2% (47) |
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Stent metálico |
26,1% (12) |
25% (6) |
0,76 |
25,7% (18) |
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MACE: combinado de mortalidad, eventos isquémicos (IAM, trombosis de stent, ictus o accidente isquémico transitorio, embolia periférica) y hemorrágicos mayores (BARC ≥ 3). Las variables cuantitativas se expresan en media ± desviación estándar. |
Conclusiones: En nuestro medio, la DT y TT se emplean en pacientes muy complejos, de edad avanzada y con comorbilidad. Los pacientes que partían con un perfil de riesgo alto tuvieron una tasa de eventos mayor, debemos adaptar el tratamiento antitrombótico al riesgo isquémico y hemorrágico para equiparar la tasa de eventos a la de los pacientes con riesgo bajo.