Introducción
Dr. Arturo Evangelista Masip
Presidente del Comité Científico del Congreso
Comité ejecutivo
Comité de evaluadores
Índice de autores
Introducción y objetivos: Objetivo: evaluar la influencia de la neoateroesclerosis (NA) en el pronóstico a largo plazo y respuesta al tratamiento de los pacientes con restenosis del stent (RS).
Métodos: Se trata de un subestudio de los ensayos RIBS IV y V, 2 estudios prospectivos multicéntricos, aleatorizados que compararon el balón recubierto de paclitaxel (BP) y el stent liberador de everolimus (ES) en pacientes con RS farmacoactivo (RIBS-IV) y RS convencional (RIBS-V). Ambos ensayos incluyeron un subestudio de tomografía de coherencia óptica (OCT) que incluyó una evaluación antes de la intervención y a los 6-9 meses, durante el seguimiento angiográfico. La NA se definió en la OCT basal como la presencia de tejido restenótico con calcificación (zona de baja reflectividad con bordes bien definidos) o contenido lipídico (zona de baja reflectividad con bordes difusos). El objetivo primario del estudio fue comparar los eventos cardiovasculares mayores a 1 y 3 años en pacientes con RS con y sin NA tratados con BP y ES.
Resultados: Se incluyeron 64 pacientes en el subestudio de OCT en el procedimiento inicial. En 23 de ellos (36%) se observó la presencia de NA. De ellos, 7 (30%) eran stents convencionales y 16 (80%) eran stents farmacoactivos. No hubo diferencias entre pacientes con y sin NA respecto a la estrategia de tratamiento. La ganancia luminal aguda fue similar en ambos grupos. El seguimiento angiográfico a los 6-9 meses no mostró diferencias en restenosis 5 (24%) frente a 6 (15%) p = 0,49, diámetro luminal mínimo (1,79 ± 0,7 frente a 1,94 ± 0,6 mm p = 0,41) o pérdida tardía (0,33 ± 0,7 frente a 0,15 ± 0,5 p = 0,34) en pacientes con y sin NA. La OCT en el seguimiento confirmó la ausencia de diferencias en parámetros cuantitativos o características del tejido de recubrimiento entre los 2 grupos. A 1 y 3 años de seguimiento no hubo diferencias en el combinado de eventos cardiovasculares mayores o sus componentes individuales (muerte cardiaca, infarto de miocardio, revascularización de la lesión diana) entre pacientes con y sin NA independientemente del tratamiento usado (figura). Tampoco se observaron diferencias en eventos entre los casos de NA tratados con BP y ES.
Conclusiones: No hubo diferencias en eventos angiográficos ni clínicos a largo plazo en pacientes con RS con y sin NA tratados con BP o ES. Estos datos sugieren que ambos tratamientos (ES y BP) podrían utilizarse para tratar la RS por NA.