Introducción
Dr. José María de la Torre Hernández
Presidente del Comité Científico del Congreso. Vicepresidente de la SEC
Comités ejecutivo, organizador y científico
Comité de evaluadores
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Índice de autores
Introducción y objetivos: El empleo precoz de estatinas después del trasplante cardiaco (TC) está recomendado con independencia de los niveles de colesterol y se asocia con una mejor supervivencia pos-TC y reducción los eventos adversos cardiovasculares. Nuestro objetivo fue evaluar el uso de estatinas en una cohorte contemporánea de trasplantados cardiacos en España.
Métodos: El estudio DONOR-CAD evaluó los TC > 18 años realizados en 11 centros españoles entre 2008-2018 en los que se realizó una coronariografía en los primeros 3 meses pos-TC o en el donante. Se registró el empleo de estatinas en el momento de la coronariografía inicial y al año de seguimiento. Se consideró tratamiento con estatinas de alta potencia aquellos TC tratados con 10 mg o más de rosuvastatina o 40 mg o más de atorvastatina. Las diferencias entre grupos se analizaron mediante el test de chi-cuadrado.
Resultados: De un total de 1.918 pacientes se realizó coronariografía basal en 937 (48,8%). El tiempo mediano desde el TC hasta la coronariografía fue de 42 días (RIQ: 29-64 días). En el momento inicial 645 pacientes (68,8%) estaban tratados con estatinas y 291 (31,1%) con estatinas de alta potencia. Al cabo de un año, 31 pacientes fallecieron y en 6 no hubo datos. En el resto, las estatinas se utilizaron en 859 (95%) y 320 fueron tratados con estatinas de alta potencia. La estatina de alta potencia más empleada basalmente y al año fue la atorvastatina (273 y 296 pacientes respectivamente). El tratamiento inicial con estatinas fue significativamente superior si el receptor tenía cardiopatía isquémica (78,7 vs 61,9% en receptores con cardiopatía dilatada no isquémica, p < 0,01) y también lo fue el uso de estatinas de alta potencia (53,4 vs 42,5%, p = 0,02). El uso de inicial de estatinas no fue significativamente diferente según del diagnóstico de enfermedad coronaria donada en el cateterismo basal (p = 0,105) y tampoco fue diferente el empleo de estatinas al año en receptores en los que se detectaba enfermedad coronaria significativa en la coronariografía basal frente a los que no (95 vs 92% respectivamente, p = 0,251).
Conclusiones: En nuestro estudio el 69% de los trasplantados recibieron estatinas en el momento de la coronariografía inicial, siendo más frecuentemente empleadas en receptores con cardiopatía isquémica. Determinar si un uso más precoz influye en la supervivencia post-TC requiere estudios adicionales.