Objetivos: El retrasplante cardíaco es a veces la única opción terapéutica en casos de disfunción del órgano trasplantado, con resultados muy diferentes entre centros y en función de la etiología de la disfunción. Existe controversia acerca de las indicaciones. Analizamos los resultados de nuestro centro y los comparamos con el primotrasplante.
Métodos: Se incluyeron los pacientes sometidos a retrasplante cardíaco y se compararon las características basales y supervivencia del injerto (considerando como evento la muerte o el retrasplante) en una fase precoz (30 días) y a largo plazo frente a los primo-trasplantes.
Resultados: Entre 1988 y 2010 se han realizado 453 trasplantes en nuestro hospital, de los cuales 31 han sido retrasplantes (6,8%). Las causas que motivaron la intervención fueron: fallo primario del injerto (n = 15, 48,4%), enfermedad vascular del injerto (n = 13, 41,9%), rechazo agudo (n = 3, 9,7%). La edad media fue de 53,5 años (DT 10,1), 25 eran varones (83,9%). Respecto al primotrasplante, los pacientes retrasplantados tenían significativamente mayor frecuencia de insuficiencia renal, hipertensión arterial e hipercolesterolemia, además una mayor proporción presentaba ventilación mecánica, asistencia circulatoria y carácter urgente. La mortalidad precoz del retrasplante fue de 25,8%, frente al 15,9% del primo-trasplante (p = 0,151). En función de la etiología: fallo primario del injerto 33,3%, rechazo agudo 33,3%, enfermedad vascular del injerto 15,4% (p = 0,515). En el análisis de supervivencia a largo plazo mediante curvas de Kaplan-Meier no se encontraron diferencias significativas (retrasplante a 1, 5, 10 años 64,5%, 57,7%, 38,7% vs primo-trasplante 70,9%, 58,6%, 44,9%; p = 0,624).
Conclusiones: Nuestra experiencia con el retrasplante muestra una mortalidad precoz inicial elevada, en probable relación con mayor comorbilidad de los pacientes, pero una supervivencia a largo plazo comparable a la de los primo-trasplantes.