Introducción: Se estima que en torno a un millón de individuos fallecen anualmente en el tercer mundo por no disponer de acceso a terapias de estimulación cardiaca. La reutilización de dispositivos constituye una oportunidad para mejorar la calidad de vida de numerosos pacientes que de otra manera no tendrían acceso a dicha terapia en países no desarrollados, o para contribuir a la gestión económica en países con un sistema sanitario público. Estudios recientes sugieren que la población general estaría dispuesta a permitir la retirada y donación de dichos dispositivos, para lo cual es precisa la elaboración de protocolos. Atendiendo a estudios previos se establece que una longevidad de la batería del 50% constituye el punto de corte para plantear la reutilización de la misma, quedando fijado en torno a los 4 años de forma genérica. Nosotros pretendemos realizar una estimación de la población que potencialmente podría convertirse en donantes de dispositivos de estimulación cardiaca en nuestra área sanitaria.
Métodos: Revisamos de forma retrospectiva a los 498 pacientes a los que se les había implantado un dispositivo de estimulación cardiaca entre los años 2008 y 2009, realizando un seguimiento de mortalidad hasta la actualidad en la totalidad de la muestra.
Resultados: La edad mediana de la población fue 79 años (máx 102 y mín 19), con un 60,8% de varones. El 72,3% eran HTA, 31,5% diabéticos y el 42,4% dislipémicos; el 82,6% presentaba cierto grado de insuficiencia renal, el 28,3% cardiopatía Isquémica, el 39,2% FA o flutter auricular y el 72,3% una FEVI normal en el momento del implante. El bloqueo AV constituye la indicación de estimulación cardiaca más frecuente, el dispositivo DDD fue el más utilizado. El tiempo mediana de seguimiento fue de 22 meses (máximo 38,5 y mínimo de 8,5 meses). La mortalidad acumulada a un año de seguimiento fue del 7%, del 13,6% a los dos años y del 29,9% a los 4 años, siendo la enfermedad del nodo sinusal y la insuficiencia cardiaca avanzada las indicaciones para implante y el modo de estimulación VVI los de mayor mortalidad.
Conclusiones: El 30% de la población fallece antes de los 4 años tras el implante de un dispositivo de estimulación cardiaca. Dichos pacientes podrían considerarse posibles donantes de su dispositivo. El progreso legal en esta área sería beneficioso, ya que no existe evidencia científica que permita desestimar dicha práctica.